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Eva, el robot "oaxaqueño" que atiende Alzheimer

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

En un “rebote de ideas” con su director de tesis e investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese). Jesús Favela Vara, el aspirante a doctor en ciencias de la computación, el oaxaqueño Dagoberto Cruz Sandoval, desarrolló un prototipo de robot conversacional para personas con alzheimer. 


Sus deseos de estudiar un doctorado llevaron a Dagoberto al otro extremo del país. De estudiar su maestría e ingeniería en robótica en la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM), saltó a Ensenada, Baja California, donde se ubica el Cicese, un centro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que le ofreció una beca para sus estudios de postgrado.


Con sello oaxaqueño


Las vacaciones de verano le han permitido regresar a Oaxaca. Después de ir al centro de la ciudad regresa a casa de su familia, en la colonia del Maestro, donde comenzó a armar un rompecabezas de mil piezas,


Habla con tanta intensidad y pasión que el rompecabezas se queda en pausa. Recuerda que el doctorado en sí le exigía un proyecto de investigación y su asesor Favela, quien se ha especializado en tecnologías aplicadas en salud, direccionó el trabajo a un robot social capaz de ofrecer sesiones conversacionales con enfermos seniles.


La metodología se visualizó en tres fases, la adopción, la automatización y el Impacto de la tecnología como tal, última en curso.


En dos años Eva, como nombró al pequeño robot que puede conversar, ofrecer sesiones de musicoterapia, modular su voz y emitir animaciones para que las personas asocien emociones


Durante sus recorridos en centros geriátricos en Baja California “hay personas que han llegado a tener 50 sesiones en un periódo de dos años, cada semana”, como parte de una terapia de estimulación con elementos de musicoterapia, reminiscencia y juegos cognitivos como completar refranes.


Todavía no ha explorado la posibilidad de que Eva pueda estar todo el día como un asistente inteligente o un robot con un rol activo, porque no lo piensa como un sustituto del cuidado humano, sino como “una herramienta” enfocada a la calidad de vida.


Contra la demencia


Y de inmediato explica: “El alzheimer, que es la demencia más conocida, no tiene cura y no puedes retardar la enfermedad” y puede ser la fuente de estrés primaria para los cuidadores.


Con la claridad de que “no hay mejor interacción que la humano-humano” en las terapias no farmacológicas, Dagoberto visualiza al robot como una opción de la familia o el cuidador primario para evitar la subestimulación de personas con alzheimer.


“Que sea una herramienta a disposición de los cuidadores opten por darle una terapia de 30 minutos con el robot en lo que realizan otras actividades” en un contexto que el avizora cercano: “En 40 años en México habrá más adultos mayores que infantes”.


Sin prisa, Dagoberto parece saber que tiene el tiempo suficiente para nutrir el prototipo que todavía está en fines de investigación. “Lo que tratábamos de investigar si un adulto mayor que padece demencia podía aceptarlo y después interactuando y adoptarlo en el día a día”.


Con miras en su residencia en Australia


El primer prototipo era operado de manera humana, mediante una aplicación web. Eso sirvió para ver las guías de diseño a tener, como que el robot hablara pausadamente y frases simples que eviten uso de pronombres.


Después hizo posible que el robot escuchara, entendiera, interpretará y diera una respuesta por sí mismo mediante el uso de técnicas de inteligencia artificial y algoritmos.


“El desarrollo de la tecnología ha sido interactiva, agregando movimiento al robot con gestos corporales o ciertas expresiones faciales como parte del cómputo efectivo para que sintetice emociones que permitan ser interpretadas o transmitidas”, dice con orgullo.


Su trabajo ha llegado a un prototipo “maduro”, que trabaja de manera autónoma, pero la brecha para comercializarlo la ve aún lejana, “porque es un proyecto de investigación” y saber el costo implicaría estudios de mercado.


El alto costo que implica comprar un robot para desarrollar uno con fines sociales llevó a Dagoberto a construir el suyo, con base en placas raspberry Pi y arduino 


Ahora que está por viajar a Australia a una residencia de tres meses en la Universidad de Nueva Gales Sur, en Sidney, quiere desarrollar un prototipo de robot social de plataforma libre.

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