Vender tomates en lo que hasta hace una semana era un tiradero a cielo abierto, en la zona aledaña a la Central de Abasto, echa abajo todo el proceso de calidad e higiene con el que debe cumplir cualquier productor.
“De nada sirve que traigamos un producto inocuo y de calidad si al abrir la camioneta todo ese trabajo se pierde por las condiciones en las que expendemos”, analiza Sandro Méndez Sánchez, productor de tomate en Ayoquezco de Aldama.
Niega que se hayan opuesto a dejar de ocupar parte de la vía carretera conocida como Riberas del Atoyac, en la ciudad de Oaxaca, a donde fueron ubicados hace seis meses para que se realizaran obras de mejora en la calle de Prolongación de Nuño del Mercado, en los límites de la Central de Abasto, donde antes expendían su producto.
“Pedimos un espacio digno”, dice, al hacer referencia que las autoridades, “tienen el pleno conocimiento de que somos productores oaxaqueños, no somos introductores de otros estados, es fruta que se produce en Oaxaca con el esfuerzo de sus campesinos”.
Pasando por alto eso, “lastimosamente nos mandan a un lugar que no tiene las condiciones necesarias para poder expender nuestro producto”, critica antes de mencionar la ausencia de luminarias, servicios sanitarios, área de maniobra o estacionamiento, pero sobre todo la cercanía con un afluente contaminado con descargas residuales.
Otros, en mejores condiciones
Inevitablemente hace una comparación del trato que reciben los introductores de frutas, verduras y flores de otros estados que expenden a las afueras de la Central de Abasto: “Se puede constatar dónde se ubican los vendedores o revendedores poblanos, están en mejores condiciones, no tienen ninguna cuota ni problema para llegar, pararse, descargar y comercializar cuando aquí tenemos carencias y un desconocimiento de las autoridades de todo lo que implica mover a un grupo de expendedores que vende entre 5 mil o 6 mil cajas de verduras”.
Ocupar un área en la margen del río, pero unos 300 metros atrás, muy cerca del puente Valerio Trujano era la opción que propusieron originalmente, en vez de ese “playón” en el que el municipio de Oaxaca de Juárez acumuló unas ocho mil toneladas de basura mientras el tiradero de la Villa de Zaachila se mantuvo cerrado por una problemática entre el Frente Popular 14 de Junio y vecinos que los expulsaron por la delincuencia que propiciaban.
“Nosotros conociendo la problemática que vive el mercado de la Central de Abasto accedimos sin lugar a dudas a poder buscar un lugar alternativo. Se hizo un planteamiento en conjunto con las diversas organizaciones que existen en la Central para expenderlos en el playón debajo del puente, para que hubiera el espacio suficiente para los clientes”, cuenta.
Sin embargo eso no ocurrió y desde la madrugada del jueves expenden en el mismo espacio donde el municipio habilitó, sin permiso de autoridades ambientales, un tiradero a cielo abierto durante 15 días de este mes.
“A las 3:00 de la mañana hay productores que no entran en este espacio y que están sobre el arroyo vehícular. En los seis meses que estuvimos en Riberas de Atoyac no hubo un solo policía vial para agilizar el tránsito y ahora pusieron cinco o seis que no se dan abasto”, analiza.
Más problemas
El que estibadores vayan en contra flujo de la circulación de los vehículos para trasladar la mercancía a la zona de las bodegas de la Central de Abasto, es otro riesgo, aparte del problema de los malos olores y el lodo que al llover “tantito” hizo que horas antes varios vehículos se atascaran.
“El gobierno del estado en sus distintos programas nos capacita para poder proveer la mayor inocuidad e higiene al tomate. Dentro de los invernaderos tenemos que poner tapetes sanitarios, desinfectarnos las manos al entrar y salir del invernadero, capacitar a los trabajadores para que se lavan las manos después de ir al baño y proveer al consumidor final un producto limpio, pero en este lugar todo eso se pierde”, insiste.
