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Rudolf Pleil, "Hacedor de Muertos", que dejó su huella en la sociedad

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Uno de los países que dejó una huella profunda en el siglo XX en diversos aspectos, ha sido Alemania, ya que fue protagonista de dos guerras mundiales, la creación de un muro que separó a la nación en dos o la reconstrucción que llevó adelante para convertirse en lo que es hoy.

Sin embargo, también fue tierra de diversos criminales que quedaron en la historia y entre esos ejemplos se encuentra Rudolf Pleil, quién mató al menos a 10 personas, pero se dice que esa cifra podría llegar a las 25 víctimas, esta situación le valió el sobrenombre de "El hacedor de muertos".

 

 

Nacido en julio de 1924 en el pueblo alemán de Barenstein (cerca de la ex Checoslovaquia), el pequeño Rudolf tuvo que mudarse con su familia a la ciudad de Vejprty, ya que tuvieron que escapar de las garras de la ascendente fuerza nazi que crecía en aquel momento.

Como sus padres estaban desempleados, uno de sus hermanos murió y su hermana fue esterilizada por la ley nazi debido a su epilepsia, es que dejó sus estudios y se dedicó a ganar dinero en la calle.

 

 

Incidente en la guerra

En 1939 y con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Pleil trabajó como carnicero, mozo y maquinista de un barco mercante, aunque también se dedicó a episodios ilegales que lo llevaron un año a la cárcel. En tanto, sus ataques epilépticos hicieron que no pudieron ir al frente de batalla.

Ya cerca del final del conflicto bélico en Europa, Pleil trabajó como cocinero, además de matar y comer gatos para subsistir a la cruenta guerra, situación que se complicó en el ingreso del ejército soviético en Alemania, que comenzó a saquear los pueblos y ciudades.

De hecho, en un episodio se cree que Rudolf mató a un soldado "rojo" en un intento de robo, pero el cuerpo fue ocultado por la gente y el futuro asesino serial escapó de la zona. Con el final de la guerra, Pleil se fue a la región de Harz, lugar donde trabajó en la frontera y donde se cometieron los crímenes que marcaron la vida de este sujeto.

 

 

Sin embargo, en todo estos terribles hechos el criminal no actuó solo ya que contó con la ayuda de Karl Hoffman y Konrad Schubler, y su primera víctima fue Hermann Bennen, un empresario local que fue robado y descuartizado por la banda.

La zona fronteriza se convirtió en esos años en una línea de muerte total, donde varias mujeres y algunos policías fueron asesinados y sus cuerpos arrojados en zonas boscosas. En tanto, el detalle de las personas muertas entre 1946 y 1947 indicaba que las mujeres asesinadas iban desde los 20 a 55 años, sus muertes se daban por golpes con objetos con las manos y los cuerpos eran encontrados a la intemperie de ríos, montañas o bosques.

Las investigaciones alemanas pudieron finalmente dar con el criminal y sus cómplices, y por ende, el juicio para todos comenzó en octubre de 1950 en el Tribunal de Brunswick. Como consecuencia de esto, los tres fueron condenados a cadena perpetua por los múltiples asesinatos, en el caso de Hoffmann murió en la prisión en 1976, Schubler fue indultado a finales de la década de 1970 y Rudolf Pleil se ahorcó en su celda el 16 de febrero de 1958.

 

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