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Robert Pickton dejaría su huella siendo el descuartizad0r de Vancouver

macabrona-portada
Foto(s): Cortesía
Redacción

Se dice que uno de los países más tranquilos y de mejor calidad de vida es Canadá, sin embargo, a pesar de gozar de una buena zona de confort también tiene un listado de peligrosos criminales que dejaron su huella en la historia local.

Uno de ellos se llama Robert Pickton, quien fue denominado por la prensa canadiense como "El descuartizador de Vancouver" por haber matado al menos a casi 30 mujeres, cuyos cuerpos eran arrojados a los cerdos para alimentarlos, ya que el criminal se desempeñó como granjero y criador de porcinos.

Pickton nació en octubre de 1949 en la localidad canadiense de Port Coquitlam, a unos 30 kilómetros de Vancouver, y lo que se sabe de sus primeros años, es que junto a sus dos hermanos (Linda y David) sufrieron los golpes y abusos por parte de sus padres, Louis y Leonard.

 

 

Heredando una granja de cerdos

Con la muerte de sus progenitores en 1978, Robert se hizo cargo de la granja de cerdos que tenía la familia desde hace generaciones, en tanto, sus hermanos decidieron "llevar otro camino adelante". Desde aquel episodio en adelante, Pickton tuvo 6.000 metros cuadrados de tierra, en el cual habían varios criaderos de cerdos, chatarra y múltiples vehículos en desuso.

El paso de los años hizo que Robert agrande su negocio y que monte un "comercio clandestino" dentro del predio, en el cual se encontraban fiestas salvajes con drogas, alcohol, prostitutas y las típicas bandas de motocicletas que merodeaban por aquellas rutas.

En tanto, desde 1978 hasta 2002 época en la cual ocurrieron los diversos crímenes, el asesino acudía a la "zona roja" de Vancouver para reclutar a proxenetas, drogadictos y prostitutas, quienes finalmente serían sus futuras víctimas en la granja.

 

 

Robert Pickton: mismo modus operandi

A pesar de esto, el criminal solía elegir de manera exclusiva a sus víctimas, ya que buscaba personas de 19 a 46 años, sin familia, problemas con la ley y adicciones, lo cual parecía ser el combo perfecto para que su plan fuera un éxito. Con el paso de los años, las desapariciones de mujeres de la zona era evidente, pero la policía canadiense nunca pudo encontrar cuerpos y la investigación n o avanzaba para ninguna dirección.

El modus operandi de Pickton generalmente era similar: atacaba y vejaba a las mujeres, luego las estrangulaba o disparaba para darle muerte, después los restos de las occisas fueron ingresados en una picadora de carne y el resultado era alimento para cerdos. A finales de la década del 90, se habían reportado más de 60 mujeres desaparecidas y hasta el día de hoy, solo fueron encontradas pruebas de sólo 6 de ellas.

En algún momento, una mujer logró escapar de las garras del criminal y lo denunció a la policía, pero la palabra de alguien que estaba bajo la adicción de la drogas era poco convincente ante la del granjero que gozaba de buena reputación en el pueblo, con lo cual su testimonio quedó sin efecto.

 

 

Se cayó el antifaz del criminal

Sin embargo, la coartada del asesino serial canadioen se comenzó a hacerse en febrero de 2002 cuando la policía le realizó un allanamiento por posesión ilícita de armas en la granja, situación que resultó positiva al encontrar armamento sin papeles, detener al sujeto y precintar la zona. Lo cierto, es que los objetos hallados finalizaron en la detención del asesino por verlo como principal sospechoso de las muertes de dos mujeres (Mona Wilson y Sereena Abotsway), pronto tres mujeres más se unieron a la lista: Diane Rock, Heather Bottomley y Jacqueline McDowell, y un sexto cargo llegó a comenzó a inicio de abril con Andrea Joesbury y más tarde con Brenda Wolfe.

Los terrenos de la finca comenzaron "a hablar" y fueron hallados dos contenedores grandes con restos de pies, manos, mandíbulas y dos cabezas, esto sumado al descubrimiento de esposas, cuchillos, juguetes sexuales y una pistola calibre 22 con ADN de una víctima terminó por complicar la situación de Pickton.

El juicio comenzó en enero de 2007 y si bien al principio se lo acusó por 26 cargos por asesinato en primer grado, solo pudieron confirmarse seis de ellos. Después de casi un año de enfrentar a la justicia, Robert Picktom fue condenado culpable por seis crímenes en segundo grado, y pudo "salvarse" de otros seis que lo tenían como responsable en primer grado. Esto significó una pena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional al menos hasta que cumpla 25 años de cárcel, es decir, en 2032, momento en que la justicia de Canadá deberá definir si el criminal queda libre o continúa en la cárcel.

 

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