Masacre en Columbine: ellos eran Dylan y Eric, admiradores de Hitler | NVI Noticias Pasar al contenido principal
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Masacre en Columbine: ellos eran Dylan y Eric, admiradores de Hitler

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Agencias

 

"El 20 de abril de 1999, dos sujetos entraron en la Escuela Secundaria de Columbine -Columbine High School- y empezaron a disparar y detonar explosivos provocando la muerte y lesiones de numerosos estudiantes y profesores". Así abría el FBI, su primera página de la investigación de la masacre de Columbine.

20 de abril de 1999, 11:14 horas: Instituto de Columbine, una tranquila localidad de clase media de Colorado. Eric y Dylan, dos de sus alumnos, armados de escopetas entran en el centro y la emprenden a tiros contra todo y todos. El balance de muertos es escalofriante, los dos menores acaban con la vida de 12 de sus compañeros y un profesor hiriendo a 24 personas más. Acometida su venganza, se suicidan.

Aunque sus motivos exactos no están claros, sus diarios personales documentan que deseaban que sus acciones rivalizaran el Atentado de Oklahoma City y otros incidentes mortales ocurridos en los Estados Unidos en la década de 1990. Harris también manifestó el deseo de estrellar aviones contra el Empire State o las Torres Gemelas, pensamiento que se materializaría en el 11S. El ataque fue definido por USA Today como un 'ataque suicida planeado como un gran bombardeo terrorista'.

Eric Harris

Nacido en Kansas el 9 de abril de 1981, Eric David Harris vivió su infancia en distintas locaciones. Su padre, Wayne Harris, fue piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, retirándose en 1993. Aquel año él y su familia se asentaron en el estado de Colorado. Tras pasar por varias ciudades, Littleton fue el lugar escogido para establecerse. Ello sirvió para que Eric tuviera amistades más fijas que en otros lados.

De acuerdo al relato de Dave Cullen, el menor de la familia Harris (su hermano Kevin era tres años mayor) manifestó interés por lo bélico desde pequeño. Combatir contra invasiones de extraterrestres y un interés por las explosiones eran parte de sus motivaciones. Ello adquirió mayor sentido con la aparición de Doom, también en 1993.

El videojuego de disparos en primera persona -creado por ID Software- se convirtió en uno de los revolucionarios del género (tras Wolfenstein 3D). "Eric encontró el patio virtual perfecto para explorar sus fantasías. Sus adversarios tenían rostros, cuerpos e identidades ahora. Emitían sonidos y se defendían. Eric podía medir sus habilidades y llevar puntaje", relata Cullen en su libro.

Una de las particularidades del videojuego, tanto en su primera versión como la secuela Doom 2: Hell on Earth (1994), fue el modding. De hecho, la franquicia fue uno de los primeros títulos grandes que contó con gran cantidad de ediciones hechas por fans. En la década del '90, muchas de esas comunidades se establecían en Geocities, donde subían los archivos .wad modificados para expandir las posibilidades del universo Doom. ¿Por qué esto es importante? Eric Harris fue parte de este mundo, creando mapas y compartiéndolos en internet, bajo el seudónimo de Rebdoomer.

Volviendo a Littleton: en 1996 Eric ingresó a Columbine High School, donde conoció a Dylan Klebold, solo unos meses menor que él. Rápidamente formaron un vínculo, tanto que Harris lo mencionaba en los agradecimientos de los .wad editados de Doom que subía a internet (el nick de Klebold era VoDKa).

A medida que transcurrían los años, Eric tuvo dos vertientes en progresivo aumento: los delitos y su odio a la humanidad. En la primera, comenzó lanzando piedras a las casas de compañeros de colegio que no le caían bien (junto con Klebold y su amigo Zack Heckler), pasando a intervenir los computadores de su escuela, para luego derivar en una detención por la fabricación de una bomba. Ese hecho, irónicamente, fue detonante del segundo punto.

Tras el arresto, comenzó a manifestar su odio de manera explícita. O, mejor dicho, lo llevó varios pasos más allá. Primero, las entradas que él redactaba en distintos sitios web, pertenecientes a AOL y WBS, para luego pasar a un cuaderno, el que sirvió de diario durante el último año de su vida. Aquel espacio lo denominó "El libro de Dios". Frases en mayúsculas como "asesinar a la humanidad", además de una visión cargada a los delirios de grandeza, destacaban en sus manuscritos. El material pasó a manos del agente del FBI Dwayne Fuselier, un psicólogo clínico, quien con ello pudo establecer un mejor perfil de uno de los asesinos.

En paralelo -aunque desconociendo el contenido del cuaderno-, Wayne Harris decidió buscar tratamiento psicológico para Eric. Ahí dio con Kevin Albert, un psiquiatra, quien le recetó Zoloft (sertralina), medicamento ocupado como antidepresivo y también para combatir el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), problemas de ansiedad, entre otros. Más adelante, el joven pasó a medicarse con Luvox (fluvoxamina), el cual se usa con fines similares al Zoloft.

Dylan Klebold

"Es completamente inesperado. Para mí, Dylan fue la revelación en este caso". Con esas palabras, Dave Cullen parte hablando del chico reseñado como el tímido y, entre líneas, el manipulado por Harris. Eso sí, por otro lado, suele también ser visto como alguien perturbador, debido a la disonancia de sus escritos en relación a sus actos.

Dylan Klebold (de nombre recibido por el poeta británico Dylan Thomas) nació el 11 de septiembre de 1981. Destacó de temprana edad por su facilidad con las matemáticas y, previo a la masacre, se preparaba para estudiar ingeniería en informática. De hecho, el libro del Cullen menciona que Klebold se inició en el colegio un año antes, dada su inteligencia.

A diferencia de Harris, Dylan tenía odio consigo mismo, manifestándose en distintas formas: odiaba perder, no le gustaba su rostro y, en general, menospreciaba sus capacidades. De hecho, según reveló su madre en una charla TED, él se infringió cortes en sus brazos y dejó escritos sobre el suicidio.

Eso sí, en algo se parecía con Eric: también tenía un diario. Sin embargo, el contenido de estos distaba totalmente. Del odio desmedido hacia la humanidad y la megalomanía que vomitaba Harris, Klebold rompía el esquema al hablar del amor. "Dibujaba corazones en su diario todos los días. Era, evidentemente, alguien necesitado de amor", contó Dave Cullen en entrevista a La Tercera en 2009.

 

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