Se dice que uno de los países más apacibles y atractivos para visitar o vivir es Austria, pero a pesar de sus características positivas, también pasó por cruentos momentos en la década de 1970, cuando un sujeto llamado Harald Sassak fue la tapa de medios locales por convertirse en un asesino serial despiadado.
Nacido en 1948 en Austria, Sassak creció en una humilde familia, poco pudo aprender en la escuela primaria y por eso, se dedicó al oficio de fontanero el cual se lo enseñó su padre que era albañil. En 1966 ingresó al ejército austríaco y fue auxiliar en el hospital de Lainz hasta 1969 que fue dado de baja.
A pesar de ser descrito como una persona amigable y sin problemas a su alrededor, algo pasó en su cabeza que lo transformó en alguien frío e interesado por las cosas de los demás. En 1970 comenzó su cadena de muerte que unía el robo y asesinatos de mujeres mayores a las que engañaba con el "truco del gas".
Para esa época ya trabajaba en una fábrica de gas en la cual como operario de la misma se desempeñaba probando los equipos que luego serían instalados en las viviendas. El asunto es que este sujeto, ayudado por un cómplice de nombre Johann Sharaditsch, solía matar de dos formas o bien, dejando el gas levemente encendido mientras hacía el trabajo en la casa de la persona, generalmente mujeres mayores, para luego robarles dinero y objetos personales, o si esta se daba cuenta del hecho, era muerta a golpes por los sujetos.
Modus operandi
El llamado "hombre del gas" solía vestir bien, llevar una credencial falsificada y casi nunca dejaba huellas dactilares en el lugar para que pudieran incriminarlo, el asunto es que el número de muertes en dos años (1970 a 1972) fue de seis mujeres y un hombre, y hubo nueve robos en viviendas.
Sin embargo, en uno de sus últimos episodios fatales, algunos vecinos de la víctima lo vieron salir del departamento de una mujer, situación que les llamó la atención. Cuando las noticias dieron cuenta de la actualidad, estos se presentaron en el destacamento policial para denunciar al extraño sujeto.
Lo cierto, es que la policía comenzó la búsqueda de su paradero y fue un testigo quien lo identificó en un hotel, donde finalmente fue atrapado por los agentes del orden y conducido a la comisaría.
A finales de enero de 1974 dio inicio el juicio contra Harald Sassak, quien confirmó haber robado a las víctimas pero no matarlas. Sin embargo, la autopsia de Josefa Fierlinger (86) y Richard Langer (79 y única víctima masculina) perecieron por los golpes recibidos, en tanto, Aloisia Meschnark (69), Rosa Schwarz (66), María Aberle (86), Eleonore Hauer (85) y Gabriele Hammer (68), fallecieron por la consecuencia del efecto del gas.
En febrero de ese mismo año, Sassak fue declarado culpable de robo y homicidio y su pena fue la de cadena perpetua, en tanto, su cómplice recibió la sentencia de 18 años de prisión por hurto. Tras pasar casi 40 años en la prisión, Sassak fue liberado pero murió el 21 de agosto de 2013 en una residencia de ancianos en la Baja Austria como consecuencia de una larga enfermedad.
