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Detienen a descuartizador de mujeres; afirma no recordar nada

Descuartizador de mujeres
Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Agencias

Bruno Hernández Vega, conocido como el Descuartizador de Majadahonda, fue condenado a 27 años, tres meses y un día de prisión el 23 de octubre de 2017, por el asesinato y desaparición de dos mujeres.

Este hombre trituró los cadáveres, aún no encontrados, en una picadora industrial de carne que tenía en el sótano de su casa en el municipio de Majadahonda, Madrid, España.

Las víctimas fueron su tía Líria Hernández Hernández y su inquilina Adriana Beatriz Gioiosa Nassini, de 54 años. Los homicidios ocurrieron en el periodo de 2010 a 2015 y la investigación abarcó cinco casos.

Misteriosas desapariciones 

Las pesquisas comenzaron cuando el hermano de una mujer argentina, de 55 años y residente en esta localidad madrileña, dio la voz de alarma. Hacía varios días que no conseguía hablar con ella, lo que le resultó extraño, ya que casi a diario se telefoneaban. Asustado, denunció los hechos y la Guardia Civil comenzó la investigación.

La mujer residía, hasta la última vez que fue vista, en el número 6 de la calle de la Sacedilla, en un sencillo chalé que había alquilado hacía unos meses. Pero 15 días antes algo pasó: dejó de llamar a su hermano a Argentina y pasó a enviarle solo mensajes de texto. En ellos le indicaba que se había marchado al extranjero. Pero estas palabras intranquilizaron al hermano y la llamó varias veces. Nunca obtuvo respuesta.

Los agentes de la Policía Judicial de Majadahonda iniciaron entonces la investigación y se dirigieron directamente al casero de la mujer, un español de 32 años que ya había estado ingresado por problemas psiquiátricos hacía unos años. Los guardias le tomaron declaración y descubrieron entonces algunas incongruencias y lagunas en su relato, lo que les hizo sospechar.

Fuentes policiales describen la declaración de este hombre como «muy fría», como si no fuesen con él las preguntas de los agentes. En un principio se opuso a que los investigadores entrasen en el chalé y les exigió que trajeran un mandamiento judicial. La jueza de Majadahonda ordenó entonces la entrada y registro completo de la vivienda. El padre de este hombre estuvo siempre presente.

Los agentes descubrieron que la mitad de la vivienda había sido pintada y que el resto estaba cubierta con plásticos y lista para recibir unos brochazos. Los investigadores de Criminalística de la Guardia Civil localizaron en poco tiempo unas pequeñas manchas rojas en una de las habitaciones. Fuentes policiales apuntan a que se trata de sangre humana.

Igualmente, hallaron una picadora de carne, en cuyo interior había restos. Los agentes la precintaron y remitieron también los despojos para su análisis. Los investigadores hablan de que entre los restos hallaron lo que parecía un diente. Fuentes de la Guardia Civil afirman que también se descubrió un cuchillo con manchas de sangre.

La jueza de Majadahonda ordenó el ingreso en prisión provisional y sin fianza del casero hasta que se determine dónde está la inquilina.

El hermano de la mujer desaparecida llegó a España desde Argentina para colaborar con la Guardia Civil y facilitar el cotejo de las pruebas de ADN que hayan tomado en la vivienda.

Pero la desaparición de la mujer argentina no es la única. La Guardia Civil buscaba resolver también la desaparición de la tía del sospechoso y dueña del chalé en la que residía la argentina buscada.

La tía del arrestado llevaba cuatro años desaparecida, según reconoció el padre del detenido.

El casero investigado mostró a los guardias un papel donde su tía le cedía el uso y disfrute de la vivienda, lo que incluye la posibilidad de alquilarla. 

Investigación se amplía a cinco casos

 Se amplió el número de casos de personas desaparecidas en los que puede estar implicado el casero detenido.

Los agentes han encontrado tres contratos más de arrendamiento de antiguos residentes, cuyos perfiles coinciden con el de la mujer buscada por la Guardia Civil desde hace días: personas solas y extranjeras.

La clave, una trituradora industrial

Los agentes de la Guardia Civil hallaron durante el registro en el chalé de Majadahonda una trituradora industrial en el garaje. Los especialistas de Criminalística le echaron un vistazo superficial sin llegar a desmontarla. Tan solo la abrieron un poco y uno de los guardias afirmó que le había parecido ver un diente.

La trituradora fue remitida a los laboratorios para su desmontaje y análisis de los restos que había en ella. 

La actitud del vecino detenido llamó la atención de algunos residentes de la zona. Le vieron salir por la noche y tirar varias bolsas de basura por los distintos contenedores de la zona de la Sacedilla.

Según algunos testigos, manipulaba las bolsas con mucho cuidado como si intentara evitar que se rompieran y se pudiera ver su contenido.

Acusado afirma no recordar nada

 Bruno Hernández Vega ha negado haber asesinado a su tía Liria en 2010 porque pertenecía a un «grupo secreto de poder» de personalidades públicas cuyos nombres incluyen las letras e y erre.

Del resto de cuestiones planteadas por la fiscal y la acusación particular ha asegurado no recordar nada. 

«No he hecho nada ilegal, no he cometido ningún delito», ha subrayado el acusado, que padece esquizofrenia paranoide.

Ha contestado con las mismas frases a todos los requerimientos de la fiscal y del abogado de la acusación particular, que representa a su presunta segunda víctima. «Creo que no»; «no lo recuerdo» y «no lo sé», han sido sus respuestas.

Sótano olía a «carne fresca»

 El sótano del presunto descuartizador de Majadahonda desprendía un «característico olor a carne y sangre fresca» en el momento en el que fue inspeccionado por la Policía, según declaró el jefe del servicio del laboratorio de la Guardia Civil.

Los testigos han destacado que, además del olor a sangre, se distinguía uno de «putrefacción» en el momento del registro en el piso de Majadahonda, donde observaron «manchas de sangre» en el suelo. Otro de los agentes ha destacado que, tras examinar el interior del sótano con luz ultravioleta, se hallaron «muestras de haber arrastrado algo en sangre.»

La Policía Judicial ha informado de que en el interior de la vivienda se encontraron diferentes productos de limpieza, cuchillas de picadora, un fragmento metálico de un puente dental, armas blancas como machetes y documentación que pertenecía a la inquilina desaparecida.

Además, en la casa donde el acusado Bruno Hernández Vega residía ocasionalmente junto a su padre en Móstoles, los agentes encontraron dos pistolas, un rifle, un silenciador, munición, un chaleco antibalas, un pasaporte, un permiso de conducir y joyas de la mujer presuntamente asesinada.

Condena del homicida

El 23 de octubre de 2017, la Sección 30ª de la Audiencia Provincial de Madrid condenó a 27 años, tres meses y un día de prisión a Bruno Hernández Vega.

El fallo considera probado que este hombre mató a su tía y a la inquilina de su chalé. Después trituró sus cuerpos con una picadora industrial de carne que tenía en su sótano y los escondió en un lugar aún desconocido.

 

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