En la fiesta del Pentecostés, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos pidió ayer al pueblo católico ejercitar los siete dones divinos regalados por el Espíritu Santo para vivir en fraternidad y solidaridad.
“Practícalos, vívelos, para que sean un hombre o una mujer de Dios”, asentó.
Durante la homilía de la misa dominical, oficiada en la Catedral de la Nuestra Señora de la Asunción, el jerarca religioso sostuvo que el Espíritu Santo dio la sabiduría, la inteligencia, la ciencia, el consejo, la fortaleza, la piedad y el temor de Dios, a quienes recibieron el sacramento de la confirmación.
Expuso que el don de la sabiduría permite tener la capacidad de discernir, para poder hacer las cosas pedidas por Dios a lo largo de la vida.
Expresó que el don de la inteligencia, sirve para pensar y razonar como todo un hijo de Dios, lo que debes hacer y no hacer, “pues no es para pensar hacer alguna maldad”.
Mientras que el don del consejo –asentó–, concede la oportunidad de orientar al hermano por el camino del bien y no por la maldad.
Por eso, llamó a los padres de familia no llevar a sus hijos a la maldad y llamarles la atención con caridad, amor, misericordia, compasión y ternura.
Destacó que el don de la fortaleza permite seguir luchando hasta el final de la vida, “porque debemos ser siempre fieles a Dios en el cumplimiento de su mandato”.
“Tenemos que ser fuertes en la fe y fuertes en la lucha, para salir siempre victorioso, porque el espíritu del mal no debe de vencernos, pues no tiene más poder que el espíritu divino”, apuntó.
Destacó que se ha perdido el temor divino, “lo que no significa necesariamente tener miedo a Dios”, sino respeto porque “pisoteamos, insultamos, maltratamos, despreciamos y humillamos al hermano, a pesar de ser ahecho a imagen y semejanza de Dios”.
Vázquez Villalobos dijo que si se llena uno del Espíritu Santo y transita por los caminos de Dios, “se derramarán sus dones y se podrán tener los frutos del amor, de la alegría, de la paz, del gozo, de la bondad, de la solidaridad y de la fraternidad”.
El Pentecostés
La festividad religiosa del Pentecostés se celebra cincuenta días después de Pascua, en que los cristianos conmemoran la llegada del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
