A tres años de su consagración, el obispo de la Prelatura Mixe de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos agradeció a Dios y al papa Francisco por su designación.
“El papa Juan Pablo Segundo decía que se deja un buen testimonio, cuando celebramos cumpleaños y aniversarios especialmente de amor y fidelidad, ya sea matrimonial, de consagración religiosa, aniversario sacerdotal y episcopal”, asentó.
Por eso, expuso que su pensamiento y sus oraciones están y estarán siempre llenas de gratitud a Dios, desde el 2 de agosto de 2018, cuando fue consagrado como obispo.
Pero, también agradeció al papa Francisco por haberlo elegido en el servicio de la Iglesia Católica y a la Congregación Salesiana, donde se formó en el carisma de Don Bosco.
“Eso, me ha hecho tener el corazón salesiano apasionado por las almas de los jóvenes y de los pobres”, anotó.
Subrayó que su primera gran impresión cuando recibió la noticia fue de una total incertidumbre, pues se le preguntó si aceptaba o no el nombramiento.
“Y agradeciendo a su santidad, también pedí tiempo para responder, pues soy consciente que hay pasos en la vida que tienen que ser aquilatados y medidos, pues así es la forma de pensar de nosotros como personas, pero a lo mejor no es la forma de ser de Dios”, añadió.
Mientras tanto –afirmó–, me hice iluminar y acompañar de quien me conoce de toda la vida, mi director espiritual y después de tiempos profundos de oración, pedí a Dios el discernimiento y no niego que pasé semana y media con la pregunta en la mente y en el corazón ¿acepto o no?
Incluso, subrayó que en algunas noches no durmió y tuvo días sin apetito durante el tiempo utilizado para discernir y asumir la determinación.
“Al final me golpeaba el corazón una frase que había escuchado hace tiempo ‘Dios me está hablando en estos momentos, requiere toda mi atención y mi persona ¿Quién soy yo para bloquear o impedir que Dios lleve adelante sus planes y hacer bien a los demás?’ Si me ha llamado es porque me necesita para ayudar a otros”, apuntó.
Sin embargo, el mitrado dijo que dio su respuesta afirmativa, pero le saltó inmediatamente a la mente la frase del Evangelio de Juan 21, 16.
“Cuando Jesús le pregunta a Pedro ¿Me amas? Y después de la respuesta tímida, arrepentida y necesitada de mayor fe de Pedro, Jesús le responde, apacienta mis ovejas”, finalizó.
