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Olvido y pobreza del pueblo náhuatl

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

Rodeado por los pueblos mazateco y cuicateco en la intrincada sierra de la región de la Cañada, el pueblo náhuatl o nahua de Oaxaca, que no rebasa los 10 mil habitantes, vive en la pobreza y en la marginación, pero también en el olvido.


“Están aislados, totalmente invisibilizados”, afirmó el doctor en antropología e investigador Salomón Nahmad Sittón.


A pesar de haber estado inscritos en la Cruzada Nacional contra el Hambre, la pobreza, la desigualdad y la exclusión caracterizan a los dos municipios de este pueblo indígena, Santa María Teopoxco y Santiago


Texcalcingo, así como a San Bernardino, una agencia municipal de Teotitlán de Flores Magón, con una población de apenas ocho mil 55 habitantes.


Según informes del Catálogo de Localidades de la extinta Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), elaborado con estadísticas del Censo 2010 del INEGI, Santa María Teopoxco, con una población total de cuatro mil 651 habitantes, está registrado como un municipio de muy alto grado de marginación municipal y como de alto grado de rezago social municipal.


De ese número de habitantes el 65.97 por ciento, equivalente a dos mil 844, viven en condiciones de pobreza extrema.


Mientras que Santiago Texcalcingo cuenta con tres mil 076 habitantes, e igualmente está considerado de muy alto grado de marginación municipal y de alto grado de rezago social municipal.


En esta municipalidad, el 59.38 por ciento, correspondiente a mil 767 habitantes, viven también en condiciones de pobreza extrema.


De la misma manera, San Bernardino, con una población de 328 habitantes, está clasificado como una localidad de alto grado de marginación.


Injusticia histórica


El académico del CIESAS Pacífico Sur, Premio Nacional de Artes y Literatura 2018 en la categoría Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, subrayó que el pueblo náhuatl padece las consecuencias de la injusticia histórica, porque quedó aislado cuando se diseñaron las fronteras de los estados.


“No se tomó en cuenta su presencia y pertenencia a un pueblo indígena, a pesar de su cercanía con los náhuatl de la Sierra Negra de Puebla y de la Sierra de Zongolica, Veracruz. Ellos hablan mexicano, así se denomina su lengua, pero son los mexicanos no reconocidos por los mexicanos, que gran contradicción”, señaló. 


De esta manera, destacó que los gobiernos federal y estatal necesitan poner especial atención en el pueblo náhuatl, así como la ofrecida a los mazatecos y cuicatecos, a pesar de ser una minoría en Oaxaca, porque están en las mismas condiciones de pobreza y marginación.


“Como están arrinconados en la sierra, están aislados, incluso no existen estudios específicos para conocer sus condiciones”, apuntó.


Sin diagnóstico de su condición indígena y de pobreza


Con el diagnóstico, resaltó que las administraciones federal y estatal, especialmente el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), podrán tener la herramienta necesaria para diseñar políticas públicas de atención al pueblo náhuatl.


“Se tiene que hacer el esfuerzo hasta el último rincón, porque la pobreza es tan grande en Oaxaca, que las necesidades son inmensas”, anotó.


De hecho, el también ex profesor invitado de universidades de Texas y Arizona dijo que los gobiernos federal y estatal requieren impulsar políticas interestatales para atender conjuntamente al pueblo náhuatl de Oaxaca, Puebla y Veracruz.


“Quedaron aislados cuando se trazaron las líneas de las estados, pero tienen los mismos derechos. Es un tema pendiente por abordar”, asentó.

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