Los pasos para descubrir la obra del artista Carlos Luna (San Luis Pinar del Río, Cuba, 1969) deben ser pacientes. Seguro de que la fotografía no le hace justicia a sus cuadros, el creador propone dejar que la vibración de cada pintura, tapiz o cerámica entablen su propio diálogo con el espectador. La magnitud de sus creaciones registra en el observador una huella de por vida al contemplarse en físico. A partir de hoy en la noche se podrá acceder a parte de su obra en la exposición Green machine, que inaugura en el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo).
Considerado uno de los más destacados artistas cubanos contemporáneos, Carlos Luna forma parte de una generación de artistas que aprecian su herencia cubana y sus tradiciones y a la vez se han reinventado a sí mismos. El salto que él ha dado para elaborar su obra y cimentarse con un discurso que legitima al campesino es claramente uno de los ejes invariables en sus creaciones.
Esta exposición está organizada por el curador invitado, el doctor Bárbaro Martínez Ruiz y, tal como lo adelanta él mismo, muestra la polinización cruzada de influencias del artista al vivir y trabajar en Cuba hasta 1991, posteriormente en México por 13 años, y ahora en Miami desde 2002. Y es que uno es de donde elige ser, mas no de donde nace. Él asumido orgullosamente como cubano también se considera mexicano, porque es este país el que ve como casa y en donde ha hecho familia.
La cita con Oaxaca le viene como un pendiente que ahora se traduce en homenaje al honrar la tierra de Rufino Tamayo, que junto a Wilfredo Lam, considera sus principales influencias. En entrevista, mientras detenidamente recorremos la exposición habla de cada una de las obras, todas un viaje vastamente elaborado, cuidadosamente estructurado y congruente con su idea de arte.
La exposición abarca 465 metros cuadrados de exhibición en todas las salas de la planta alta del Mupo. Cuenta con más de 65 obras, algunas creadas utilizando nuevos medios con los que el artista ha experimentado durante los últimos cuatro años, entre ellos: Tapices Jacquard y obras en láminas de metal con pátina y hojas de aluminio, creados en Magnolia Editions; Comales de cerámica de talavera creados en Puebla, México; Materiales mixtos sobre papel y madera; y su óleo a gran escala sobre lienzo.
Carlos Luna cuenta historias y relata fábulas que están en armonía culturalmente con los cambios en los entornos sociales y políticos de los tres países donde ha vivido y creado arte y con la humanidad que hace que estos lugares sean palpitantes." Carlos Luna ha trabajado como artista por lapsos iguales en Miami, en Puebla, México y en Cuba.
Comparte que sigue creando sus obras de alfarería con cerámica talavera en el afamado taller Santa Catarina en Puebla, México. También en Magnolia Studios en California, donde sus tapices son diseñados y producidos con una visión totalmente consciente de la disciplina y exigencias de un artista comprometido con sus ideales.
El título Green Machine (Máquina Verde) alude a la importancia de la selva conocida como El Monte, un lugar sagrado en la tradición afrocubana el cual uno debe penetrar para encontrar significado. Es también una legitimación por el campo, por el trabajo en el y por su infancia en la temática que lleva como constante.
Y también la máquina representa el mecanismo que perpetúa la continuidad de la vida. Combinadas, estas ideas representan al artista dejando atrás su pasado rural y emprendiendo su contemplativo viaje en el presente. "El mejor artista es el que hace de su arte una ciencia," añade Luna. "Y el mejor científico es el que crea arte de la ciencia."
El creador nombra como su pieza central de la exposición a: El Gran Mambo, una pintura de seis paneles que cuenta la historia del propio artista. "El Gran Mambo relata mi viaje por tres países", dice Luna, quien agregó que la música le aviva la llama de su proceso creativo mientras pinta. "La musicalidad y el ritmo del El Gran Mambo son elementos importantes de esta pieza central." Luna también cita como influencias artísticas a los maestros musicales Benny Moré e Ismael Rivero.
Según el curador invitado Bárbaro Martínez Ruiz, la exposición se centra en la riqueza cultural de la Cuba rural, de su sabiduría popular y tradiciones religiosas afrocubanas. La obra en sí es audaz con auténticos comentarios políticos y dispuestos a propinar un golpe verbo-visual al trazar su recorrido con refranes, adivinanzas, garabatos parecidos al grafiti. Añade Carlos Luna: "Los Estados Unidos es un país con inmigrantes de todas partes y esto me permite estar en contacto con el mundo."
¿Cuándo y dónde?
Sábado 26 de noviembre, 19 horas, en el Mupo, Independencia 607, esquina García Vigil, Centro.
