Danna Paola Santiago Trigueros fue diagnosticada a los 8 años de edad con Leucemia Linfoblástica Aguda de alto riesgo; no obstante, fue su primo el que le informó que tenía cáncer, pues las personas adultas tenían miedo incluso de nombrar a la enfermedad.
Comparte que ella ya sabía de esta enfermedad, porque una compañera y un compañero de su escuela habían sido diagnosticados por las mismas fechas y sabía que su cabello se iba a caer; pero le dio miedo porque la gente siempre lo asocia a la muerte, por lo que no pudo evitar cuestionarle a su mamá, Alejandra Santiago, si se iba a morir.
Recuerda que su mamá y otros familiares le dieron palabras de aliento para no asustarse y tomar la enfermedad sin miedo como pintarse el cabello, hacerse grecas cuando ya no lo tuviera y pensar que sólo era una gripe que se va a curar.
Piden trato común
Danna relata que cuando comenzó a recibir tratamiento, lo que más le molestaba era que sintieran lástima por ella, que le tocaran su cabeza sin permiso y que le repitieran una y otra vez que era una guerrera.
También menciona que en ocasiones ha sentido que la tratan diferente; primero, porque tenía cáncer y ahora porque tuvo la enfermedad, lo cual en vez de hacerla sentir bien o especial, es todo lo contrario.
También señala que las mamás y papás deben darle un trato común a sus hijas e hijos enfermos, pues el sobreprotegerlos o no permitirles ciertos alimentos o actividades, los hace sentir inferiores.
La enfermedad y la familia
La ahora adolescente, de 14 años de edad, menciona que la enfermedad fue una oportunidad para conocerse con su mamá, pues recuerda que sólo la veía por la mañana antes de ir a la escuela y hasta la noche antes de dormir.
"Antes del cáncer sólo sabía el nombre de mi mamá, cumpleaños y que trabaja, sólo la veía en la mañana y noche; con el cáncer me di cuenta de qué le gusta tomar, lugares y colores favoritos, la posibilidad de acercarnos sin que pase una situación como esta, aprovecharla sanos o esperar a que llegue una enfermedad para acercarnos y alejarnos", menciona.
“Yo recuerdo que antes de la enfermedad, sólo sabía que mi mamá se llamaba Alejandra, su fecha de cumpleaños y que trabajaba todo el día, pero con el diagnóstico, ahora la conozco más sobre sus gustos, entre otras cosas”, señala.
Recuerda que en su estadía en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, también observó los mismos casos que ella, es decir, niñas y niños que estaban solos o sólo con un familiar que a veces ni siquiera es el papá o mamá, lo cual les afecta en el estado de ánimo.
“Las niñas y niños en el hospital demuestran las dinámicas familiares: o está papá o mamá, o no está ninguno, hay quienes no vienen o no están ahí”, lamenta.
Por ello, recomienda a las familias no esperar a que la enfermedad llegue a sus seres queridos para estar presentes y crear vínculos sanos y de amor.
Visitas de los amigos
También recuerda que sus compañeras y compañeros de la primaria fueron a verla al hospital y eso le levantó mucho el ánimo, por lo que solicita a los familiares adultos que no lleven a sus hijas e hijos a otro lugar lejos de sus amistades.
“No lo lleven a otro lugar porque sus amigos le dan ánimos, energía o pensamos en darle sorpresa a nuestra familia y si están lejos, no hay esperanza de salir”, recuerda.
Actualmente, Danna está en observación, por lo que va a consultas y estudios cada cuatro meses, y espera que este año pueda cumplir tres años sin quimioterapia y celebrar sus 15 años.
- 8 años tenía Danna cuando fue diagnosticada con Leucemia Linfoblástica Aguda de alto riesgo
- 3 años sin quimioterapias cumplirá Danna este 2023
- 4 meses pasan entre cada revisión médica
- 14 años de edad tiene ahora Danna Paola
