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Oaxaca, limitado para detectar problemas cardiacos en fase post COVID

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Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Nadia Altamirano

Superar un contagio de COVID-19 puede traer problemas de salud a largo plazo para pulmones y cerebro, pero sobre todo para el corazón que puede inflamarse (pericarditis) o que deje de bombear la suficiente cantidad de sangre al cuerpo (insuficiencia cardíaca).

“Todo paciente que ha tenido COVID necesita tener por lo menos un electrocardiograma”, recomienda el especialista en cardiología y profesor de la Facultad de Medicina de la UABJO, Alejo Díaz Aragón.

Agrega: “Muchas personas creen que por haber superado la COVID el riesgo ya pasó, pero todavía no se sabe qué va a ocurrir en el futuro. Es importante que se hagan, por lo menos, un chequeo con un electrocardiograma, que se les escuche el corazón y tratar de detectar clínicamente que no salgan alteraciones en el corazón, arritmias o alguna otra afectación”.

Lo ideal, reconoce, es que después de la COVID-19 una persona se realice una resonancia magnética cardiovascular (RMC), pero en Oaxaca no es económicamente accesible porque puede costar más de 20 mil pesos. El problema es que no hay este tipo de máquinas que transmiten una débil señal de radio y a donde se introduce la persona para conseguir una imagen detallada de su corazón, incluidas cavidades y válvulas. 

“Existen estudios en otros países del mundo que comienzan a hacerse en México a pacientes que no tuvieron COVID grave o con síntomas mayores, pero con estudios de resonancia magnética descubren que tienen miocarditis” o inflamación del músculo del corazón que se conoce como miocardio y “cuando les han hecho el seguimiento, al año ese corazón ya creció”.

Eso le permite asegurar que la COVID está incrementando las enfermedades cardiovasculares porque la variante Ómicron afecta más al corazón y al inflamarlo hace a los pacientes más propensos a desarrollar insuficiencia cardiaca.

La deficiencia es que las unidades médicas carecen de equipo para detectar este tipo de secuelas, entre las que se incluyen desarrollar hipertensión o diabetes.

“Con epidemias anteriores como el SARS-COV y el MERS, un año después aumentaron los casos de hipertensión, diabetes y enfermedad cardiovascular. En la actualidad, a un año de la pandemia, se empezó a ver que se está incrementando la incidencia de diabetes e hipertensión en aquellos que tuvieron COVID, lo que hace que necesariamente aumenten las enfermedades cardiovasculares”, culminó.

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