Mayte no vivió su niñez como cualquier otro niño de su edad, ya que una terrible enfermedad llegó a su vida, ya que a la edad de 7 años, fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda.
A partir de ahí, la vida de su familia tomó un rumbo diferente, ya que su madre tuvo que dejar en manos de sus hermanas su negocio y a su otra hija en casa para emprender un camino de más de 10 horas en busca de un tratamiento que le salvara la vida.
La preocupación de la madre empezó cuando a Mayte le brotaban moretones en el cuerpo y se sentía cansada la mayor parte del día, fue entonces que acudió al médico, donde le dieron un tratamiento para desparasitarse.
Durante 15 días que duró el tratamiento, en lugar de sentirse bien, se empezó a sentir peor, por lo que regresó al doctor y este decidió hacerle unos estudios, en ellos se percató que la menor tenía bajas las plaquetas y la hemoglobina.
Los refirieron al Hospital de la Niñez Oaxaqueña, donde también le hicieron estudios y confirmaron que la menor tenía leucemia linfoblástica aguda.
“Decidí dejar mi casa y luchar por ella y gracias a Dios, hoy después de 8 años, la dieron de alta y podemos regresar a nuestro hogar”, aseguró Maria Ofelia Guevara Rojas, madre de Mayte.
La madre de la menor asegura que tuvieron mucha suerte durante su estadía en el Hospital de la Niñez, ya que el tratamiento y la estadía, no les generó ningún costo, lo único en lo que gastaba, era en el transporte desde su natal Pinotepa Nacional.
“Muchas fundaciones nos ayudaron, así como la familia y nuestros amigos, gracias a su apoyo salimos adelante y Mayté logró superar la enfermedad”, dijo.
Las lágrimas recorren las mejillas de aquella mujer, pero ahora son de felicidad al ver que su hija logró salir triunfante, ya que durante su estadía en el hospital, pudo ser testigo de que muchos niños no lograron sobrevivir.
“El dolor de ver a un hijo enfermo no se lo deseo a nadie”, asegura María Ofelia, quien describe como traumática esta experiencia, recuerda que en algún momento, las quimioterapias se volvieron tan dolorosas que Mayte se aferraba a un lavabo para no acudir a sus citas.
“Yo lloraba y la jalaba, le decía que el dolor era momentáneo y que teníamos que ser fuertes si queríamos superar esta enfermedad, fueron muchas cosas las que vivimos y no queda más que agradecer”, dijo.
Maria Ofelia llamó a la ciudadanía en general a unirse y voltear los ojos hacia los más vulnerables que son los niños, ya que sus familias y ellos hoy luchan por lo mismo, poder recuperar la salud.
Lamentablemente, el Hospital ya no es el mismo de antes, aseguró, por lo que es necesario la ayuda del gobierno estatal y federal para con los niños y sus familias.
Mayte Rodríguez Guevara, ahora de 15 años, asegura que su tratamiento fue muy doloroso, ella estuvo tres años y medio en tratamiento, y cinco años en vigilancia.
Tras 8 años de tratamiento, hoy pudo tocar la campana por superar la enfermedad y fue dada de alta. Ahora le queda una vida por vivir con la esperanza de que la enfermedad nunca vuelva a regresar.
Ella piensa que a partir de ahora se dedicará a estudiar y quizá en un futuro pueda ayudar a los demás cuando logre graduarse de doctora.
Asegura que cada minuto de su vida la disfrutará al máximo, ya que Dios le brindó una nueva oportunidad, ahora ya no viajarán a la ciudad de Oaxaca a menos que vengan de vacaciones, lo cual la pone contenta.
Desea que todos los niños y niñas que se encuentran en este momento luchando contra esta u otra enfermedad puedan tener fortaleza para salir adelante y salgan triunfantes a tocar la misma campana, anunciando su alta del hospital.
