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Historia verdadera de la Virgen de Juquila, en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Israel García Reyes

Israel García Reyes
Nuestra Señora Inmaculada de Juquila es una de las representaciones o advocaciones de la Virgen María más veneradas por la comunidad católica en México y tiene su santuario en el pueblo mágico de Santa Catarina Juquila, etnia chatina del estado de Oaxaca. 

Dicha imagen es reconocida por muchos, pero detrás de su nombre hay una historia que pocos conocen.   

Juquila se deriva del náhuatl "Jukilla", que significa: "Lugar de la legumbre hermosa", aunque el nombre correcto es "Xiuquilla" contracción de "Xuhquililla" que significa "lugar en donde abunda el quelite azul". Se compone de xuih: azul, quiliti: quelite y la variante "tla" que es sufijo que denota abundancia en dicha lengua precolombina.
Su fiesta patronal se celebra cada 8 de diciembre y se le realiza con danzas tradicionales, música y bailes. 

Historia
En 1552, el fraile dominico Fray Jordán de Santa Catalina visitó la zona auxiliándose de un campesino a quien educó según los principios de la religión cristiana. Luego de terminar su ministerio, y como gratitud por los servicios recibidos, el fraile obsequió al labriego la imagen de la Purísima Concepción hecha de madera y tallada en España, encargándosela encarecidamente. 

En 1630, el hombre instaló la imagen en una pequeña capilla de madera en Amialtepec y desde que llegó a este pueblo fue sumamente venerada por cumplir las peticiones que le hacían.

En 1633, el templo en la cual se encontraba se incendió quedando reducido a cenizas, pero la imagen sobrevivió, salvo por su rostro que quedó algo ennegrecido.

Intentaron devolverle el color original, pero no se pudo y entonces se creyó que era la voluntad de la virgen tener ese mismo color de piel que sus especiales devotos.
Para 1784 la Virgen fue llevada a la cabecera de Juquila donde se edificó su santuario.

El 13 de febrero de 2014, el Papa Francisco concedió la coronación de la imagen.

Características de la imagen

Mide 30 centímetros de altura y 10.5 centímetros en la parte más ancha de la base. Se trata de una talla en madera policromada y permanece resguardada.

Presenta una aureola con 12 estrellas y la luna bajo los pies que evocan a la mujer del Apocalipsis (12,1-18), llena de luz, en la lucha contra el dragón o Satanás.

Su corona está compuesta por ángeles cuyas alas semejan las hojas de las mazorcas, además de flores, y en su remate tiene una cruz con rubí. La parte inferior lleva esmeraldas y también ofrece tres pasajes del evangelio grabados en miniatura: Anunciación, Visitación, Nacimiento, Huida a Egipto, Bodas de Canaan y el Calvario. 
Por su parte, a partir de su coronación la cabellera está peinada con dos grandes trenzas a usanza de las mujeres indígenas.

Su vestido está confeccionado con tela Tisú de plata, en tanto que al frente, en la parte inferior, resalta el monograma de Jesucristo.

Porta un manto en tela que es un raso de seda azul turquesa con bordados en hilos de oro que representan la vegetación, principalmente azucenas. A ambos lados del manto aparecen los monogramas de María y José que, con el monograma de Jesucristo en el vestido, evocan a la Sagrada Familia. 

A su vez, el manto tiene incrustadas perlas naturales de mar y perlas cultivadas de agua dulce, y en la parte superior, a la derecha, en plata, una paloma en vuelo con un ramo de olivo que evoca al Espíritu Santo.

Además, se acompaña de un bastón de mando indígena, como símbolo de su autoridad. En la parte trasera del manto se observan los escudos del Papa Francisco y del Arzobispo que recuerdan su Coronación Pontificia.

También es acompañada de tres arcángeles: Gabriel,  Rafael y Miguel, que venció y arrojó al demonio con sus secuaces.

Asimismo, el mundo aparece a los pies de la Virgen Inmaculada y representa la derrota del mal y la victoria definitiva del bien.

En la base de la efigie se observan grecas representativas de la cultura indígena, el lucero, vegetación, palmas y hojas de acanto. Destacan azucenas y rosas rojas que nos recuerdan la honestidad y sacrificio de la feligresía. 

Fieles peregrinos

Cada año miles de peregrinos realizan extensas caminatas desde otras entidades hasta el santuario de la Señora Inmaculada de Juquila con el objetivo de agradecer sus favores o hacerle peticiones. 

Aunque durante todo el año recibe visitas, es en diciembre cuando se observan las caravanas más extensas de personas que cruzan, a pie, montañas y serranías, o bien, sobre las carreteras oaxaqueñas trasladándose en vehículos de motor y bicicletas, para llegar hasta el templo de la virgen.

Dicha celebración es de las más importantes de Oaxaca y del país y es símbolo del fervor de un pueblo orgulloso de sus creencias y tradiciones. 




de diciembre, fiesta patronal.  
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1630
edificación de primera capilla de Juquila. 
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1784,
 es llevada a la cabecera de Juquila.
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13 
de febrero de 2014, coronación de la imagen.

 

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