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Leopoldo de Gyves, de Oaxaca, será embajador de México en Venezuela

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

Octavio Vélez Ascencio

 

La designación como embajador de México en Venezuela, es para mí un verdadero honor porque representaré al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que impulsa la Cuarta Transformación, desde una perspectiva de izquierda, progresista y patriótica, aseveró el activista social, Leopoldo de Gyves de la Cruz.

“Durante toda mi vida, siempre he sostenido como valores, la verdad, la honestidad y la dignidad. Por eso, es un gran orgullo para mí”, asentó.

En entrevista, el primer presidente municipal de la izquierda durante el régimen priista, al ganar las elecciones en Juchitán de Zaragoza en 1981, postulado por la alianza entre la COCEI y el PSUM, afirmó que su nombramiento constituye un reconocimiento en cierta forma a su trayectoria en la lucha social y política desde la oposición democrática.

“Creo que tiene que ver con varias cosas y efectivamente, una de ellas, quizá sea toda la historia de lucha y de circunstancias que me ha tocado vivir a lo largo de 50 años. Comencé a luchar en 1971, desde muy joven, cuando tenía 20 años, al lado de mi padre Leopoldo de Gyves Pineda (El Mayor Polo), un exmilitar cardenista con pensamiento crítico, que era dirigente social y político en Juchitán”, agregó.

Aunque, expuso que su designación también es un reconocimiento al movimiento social, a las organizaciones sociales y a los liderazgos sociales, en su lucha de contención de los proyectos en perjuicio de los pueblos de México y por su participación en los procesos de transformación del país.

“Ante décadas de campañas de criminalización, redignifica el invaluable papel de las organizaciones y su importante contribución en la democratización y en la defensa de los derechos humanos en este Oaxaca y en este país”, anotó.

–Entonces, también es un reconocimiento a la COCEI y a las luchas del valiente pueblo de Juchitán, ¿no?

–Más allá, inclusive, es un reconocimiento a las luchas de los pueblos del Istmo de Tehuantepec y de Oaxaca, que durante décadas han tenido y hasta los años recientes por democratizar el estado. Es un homenaje a aquellos combatientes revolucionarios del país, que han entregado sus vidas y grandes sacrificios por el cambio para acabar con un régimen terriblemente autoritario y represivo.

Es un reconocimiento también a los desaparecidos, como Víctor Pineda Henestrosa, Víctor Yodo, y a otros más. No puedo entenderlo de otra manera, lo mío es un pequeño esfuerzo frente al gran esfuerzo del movimiento democrático y popular.

–¿Se sorprendió por su nombramiento?

–No, precisamente. En el 2018, cuando el presidente era electo, fui convocado por un colaborador a acudir a la casa de transición del compañero presidente, localizada en la colonia Roma, en la Ciudad de México, y ahí me invitó incorporarme a su gobierno, pero decliné la propuesta por estar participando en la organización de la Red Nacional de Damnificados por el sismo del año anterior.

Una segunda ocasión ocurrió después de las elecciones de junio del año pasado, pero ya para entonces había decidido caminar por Oaxaca en la búsqueda de la candidatura a la gubernatura por Morena, para impulsar un verdadero cambio, compatible con la Cuarta Transformación. Agradecí el gesto y, pero tampoco lo acepté.

Ahora, me volvieron a convocar. Dialogué el día 5 de este mes con el presidente en su oficina en el Palacio Nacional y fue concreto, sin mayores preámbulos, me hizo la propuesta y acepté de inmediato.

–¿Qué le dijo?

–Me pidió que participará en su gobierno, deseaba que colaborara en la Cuarta Transformación, con esa alta responsabilidad de ser embajador en Venezuela. Me dijo, más o menos así, ‘necesito que contribuyas ahí, el contexto internacional es favorable para México, el país está jugando un papel importante en el mundo, ahí es donde necesito tu colaboración’. Y acepté la propuesta.

–¿Influyó su perfil político para su designación?

–Para la república bolivariana de Venezuela, creo que mi perfil político, corresponde para asumir esa alta responsabilidad. Es que se requiere plena confianza entre los dos países, para desempeñar esa tarea.

 –¿Y qué misión le encomendó el presidente López Obrador?

–Son tareas que necesito todavía conversar a detalle con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon. Estoy a la espera del diálogo y del proceso administrativo y político a llevarse a cabo, son cosas de semanas según entiendo.

 –Pero, ¿ya tiene una idea clara de su desempeño como embajador?

–Sí, claro, son tareas de orden político, económico, comercial, inversión, cultural y artístico en todos los ámbitos. Formarán parte de un programa a desarrollar cotidianamente dentro de la institucionalidad y legalidad de la actividad diplomática.

–¿Y cuándo asume la embajada en Venezuela?, ¿ya está listo para entregar sus cartas credenciales al presidente Nicolás Maduro?, ¿qué le dirá?

–No hay fecha, el trámite llevará unas semanas, entre enero y la primera quincena de febrero próximo. De lo demás, estoy listo en cualquier momento, no es nada complicado. Lo importante, son las  tareas inmediatas e indicaciones que habrán de darme.

 

El primer embajador juchiteco

Leopoldo de Gyves de la Cruz será el primer embajador de México, nacido en Juchitán de Zaragoza. Antes, otro juchiteco, Enrique Liekens Cerqueda, un militar que participó en la Revolución, parte del estado mayor del general Álvaro Obregón, se desempeñó como cónsul en San Francisco, California, a partir de 1929. Después ocupó otros puestos similares en Roma y en Hamburgo.

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