Según el subsecretario de Prevención y Reinserción Social, Roberto Claudio Castillo Ramírez, la mayor droga que se consume en los nueve Centros de Reinserción Social (Cereso) del estado es el cristal, seguida de la heroína y la marihuana, aunque no explicó como ingresan estas sustancias a las cárceles.
El funcionario reveló también que el 30 por ciento de las 3 mil 864 Personas Privadas de la Libertad (PPL) que se encuentran en estos centros de reclusión tienen adicciones.
El mayor porcentaje de los reos con adicciones son hombres, dijo, principalmente del Cereso de Tanivet y la principal droga que consumen es el cristal, seguido de heroína y marihuana. Y señaló que aunque en los Ceresos hay Unidades Para el Tratamiento de Adicciones a donde los reos acuden de manera voluntaria.
En cuanto a adicciones, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) expone que en los ceresos del país hay dos situaciones: aquellas personas que ingresan a la prisión y son ya usuarias de alguna sustancia, y las que llegan a la prisión y ahí adquieren adicción a las drogas.
La privación de libertad se convierte en un factor que puede llevar a buscar paliativos que alivien los rigores y las dificultades de la prisión, que permiten olvidar el encierro y que el tiempo transcurra con mayor facilidad.
Advierte que muchos incidentes en prisión, como la automutilación, el suicidio, el homicidio, las riñas, los motines, entre otros, están relacionados con el uso de drogas.
La farmacodependencia es un factor importante en la desestabilización personal y de las instituciones, ya que alteran radicalmente las condiciones de vida de un establecimiento penitenciario y que, por su dinámica y las consecuencias que genera su contención, afectan o ponen en peligro a personas y bienes.
En 2020, la diputada federal Idalia Reyes Miguel presentó un proyecto de decreto para adicionar una fracción III al artículo 192 quáter de la Ley General de Salud para garantizar la cobertura universal de programas de prevención, tratamiento de adicciones y desintoxicación voluntaria al interior de los centros de detención federal, estatal y municipal.
Además, propuso crear un sistema de registro actualizado de la población farmacodependiente y de sus necesidades de tratamiento y desintoxicación, en dichos lugares.
La CNDH comparte que hasta 2018, más del 50 por ciento de la población recluida presentaba problemas de adicción, 94 por ciento en los hombres y 6 por ciento en las mujeres.
