Este fin de semana se llevó a cabo una exposición de tatuajes en la entidad oaxaqueña, específicamente en la capital del estado, donde acudieron en su mayoría asistentes locales, quienes se dieron cita para convivir y algunos, continuar marcando su piel con tinta. Los participantes y espectadores pidieron respeto para esta cultura y considerada por algunos exponentes, como arte.
En entrevista, Carmen indicó que el tatuaje es una identidad para cierto sector de la población, quienes afirman que viene de culturas ancestrales, en donde se definían ciertas características de las personas a través de la inscripción en la piel, tal es el caso de su posición en la sociedad.
Comentó que los prejuicios en contra del tatuaje vienen por ciertos estereotipos que son difundidos a través de los medios de comunicación y actualmente en las redes sociales. Aseveró que muchas personas critican o rechazan a las personas que tienen tatuajes, sin embargo, aseveró que su calidad como persona no se define por tener o no marcada la piel.
Exigió a las personas respetar a quienes deciden marcar su piel, pues indicó que forma parte de una necesidad de expresión a través de una imagen, que muchas veces tiene un sentido muy profundo para las personas, que en gran cantidad de ocasiones guardan la historia para sí mismos.
Afirmó que el hecho de tener imágenes en diferentes partes del cuerpo, representa una expresión de su personalidad o una historia más que se ha escrito en su vida, por lo que señaló la necesidad de que toda la sociedad muestre respeto, a pesar de que no vaya con sus ideas.
Kaireddyn Orta, "Kai", realizó su primer tatuaje a los 16 años de edad. Corría el año de 1996, caminaba él por las calles de la capital oaxaqueña. Inquieto desde pequeño, diseñó una máquina de tatuar, irrumpiendo así en la historia dentro de la escena del tatuaje en la capital del estado y convirtiéndose en protagonista de la vieja guardia.
“Tomé una cajita con unas pilas y todo eso, y así nada más, sin pensarlo, me salí; encontré en la siguiente esquina a un vecino y preguntó qué llevaba yo en la caja. Le contesté: pues una máquina de tatuar; me dijo que la quería ver y, luego, en ese mismo instante me pidió que le hiciera uno. Así es como inicié”, relató.
Después, sus vecinos lo comenzaron a buscar, empezó a tatuar no porque quisiera hacerlo, sino como una oportunidad, “una facilidad que se me dio por destino”, de acuerdo con sus palabras. Además, fue también a los 16 años que se realizó su primer tatuaje.
Actualmente organizó el evento más relevante en el tema del tatuaje en la capital del estado, evento que estuvo suspendido dos años debido a la pandemia de Covid-19, y que actualmente era esperado por las personas que se deleitan con estas muestras de expresión.
En esta parte de la entrevista, Kai revela la esencia de lo que él considera que es la vieja guardia. “Esa era la onda, que como el tatuaje no era muy bien visto, pues cuidábamos esa imagen, y todo el tiempo a muchos sí nos interesó hacer esa imagen, para que el tatuaje fuera respetado”.
Kai se comprometió de esta manera con el mundo de tatuaje, y aclaró que, por eso, piensa que actualmente existen cosas en el medio que no están bien o con las que al menos él no está de acuerdo. “Hoy en día el tatuaje está muy aceptado, y creo que lo que menos les interesa es que tenga más presencia, más en la ciudad de Oaxaca”, expresa.
Sobre los nuevos tatuadores, indica que “ya hay un chingo ahora; existen muchas personas que se andan dedicando a esto; en el 2000 yo recuerdo que nada más había tres lugares establecidos; ahorita, en una especie de censo, platicando con un cuate, hicimos un conteo y sumamos más de 30 establecimientos”.
Continúa: “la mayor parte no sé de dónde agarraron el conocimiento y la experiencia, pero pues ahí andan destrozando cueros y aprendiendo, porque pues lo que tienen es para aprender, no pueden cobrarlo”.
