A pesar de la situación de postración económica y de agresión a las comunidades indígenas, el reducto religioso de la resistencia india tiene una prioridad que no se puede postergar, afirmó el sacerdote zapoteca, Eleazar López Hernández.
El presbítero, originario del Istmo de Tehuantepec y miembro del equipo coordinador del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas (Cenami), sostuvo que la palabra india últimamente se ha vuelto referencia casi obligada para quienes desean un mundo más digno y más justo para el futuro.
“Pero a la mayoría de la gente le resulta incomprensible la voz de los indios. Pues, aunque viven junto a nosotros, no nos conocen ni nos entienden, porque no se han interesado por nuestra vida. Por eso les podemos reprochar lo mismo que Jesús a sus discípulos”, asentó.
Expuso que los indígenas al actuar no están pensando sólo en ellos y por eso sus planteamientos no son puramente étnicos sino universales, es decir, para todos los hombres y todas las mujeres.
“Queremos un mundo donde quepamos todos en dignidad y justicia”, señaló.
Por eso, detalló que quienes profesan fe en el futuro de los pueblos indígenas como pueblos diferenciados de las sociedades nacionales se han comprometido en el Señor, a trabajar con amor hasta los confines terrenales y hasta las últimas consecuencias.
“Estamos convencidos que los pueblos indígenas de América representan una esperanza para toda la Iglesia y para el futuro de la humanidad”, asentó.
López Hernández dijo que aunque la hora actual es desafiante y riesgosa en extremo por la presión externa globalizadora, también es una magnífica oportunidad para soñar y construir, desde lo micro y lo cotidiano, nuevos esquemas de sociedades y de iglesias pluriétnicas y pluriculturales, donde se viva en armonía y en paz verdadera, aceptando y valorando las legítimas diferencias.
“Finalmente, reafirmamos nuestra esperanza regada por la sangre de miles de indígenas mártires en que los árboles den fruto, los ríos no se sequen, reverdezcan los cerros. Que en un nuevo amanecer, juntos todos los pueblos, dancemos la danza de la vida en plenitud, comamos y bebamos saboreando juntos lo que Dios”, finalizó.
