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San Antonino Castillo Velasco siembra rosas en un campo casi desértico

Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

El agua que por media hora gotea en las 150 mil plantas de rosas sembradas en una hectárea se evapora antes de que la tierra la absorba. 

“Es casi un desierto”, son las palabras con las que Abraham Francisco García describe el entorno en que pocos cultivos se aferran a florecer, entre la tierra cada vez menos húmeda en San Antonino Castillo Velasco, municipio a 35 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca.     

La tala inmoderada y los incendios que este 2024 se multiplican sin control, así ocurran a cientos o miles de kilómetros de distancia, son para Abraham dos de los principales alimentos de una crisis climática que en el campo tiene forma de una sequía que todo lo devora.

“No es que resista”, aclara Abraham cuando se le menciona su estoicismo para intentar repetir una buena producción de hasta 2 mil docenas de rosas en un solo corte, lo que no ocurre desde hace cuatro años.

“Lo que pasa es que le estamos haciendo el intento de sobrellevar esto, de mantener el cultivo,  estamos con la esperanza de que algún día nos caiga un poquito de agua temprana”,  reafirma un hombre de 52 años.

Con siete décadas dedicadas al campo, hace 25 años Abraham se aventuró a cultivar rosas de  invernadero para cosecharlas con sus manos y no sólo verlas en fotografías.

“Fíjese que es una experiencia bastante bonita, porque yo veía rosas finas nomás en catálogo y aquí lo que se sembraba era la rosa criolla”, recuerda un productor que si renuncia a sembrar el campo sería abrirle la puerta a la tristeza para dejarse morir.

 

 

Aminora producción

San Antonino Castillo Velasco es un municipio de Valles Centrales que en una década vio crecer su población en un 7.3 por ciento y para el 2020 el Inegi contabilizó poco más de 6 mil personas.

De raíces indígenas con población que aún habla zapoteco, este municipio se sustenta de las remesas que envían quienes migraron al extranjero y de una actividad agrícola que surte de hortalizas, verduras, frutas y flores a otros municipios de Valles Centrales.

Su actividad agrícola destaca tanto que en octubre y noviembre los campos se colorean con las diferentes flores que se cosechan para las festividades por el Día de Muertos.

La sequía que en Oaxaca abarca el 70 por ciento de su territorio, no es ajena a San Antonino Castillo Velasco, cuyo campo resiente la falta de humedad.

Basta plantarse frente a la parcela de Abraham, en la agencia La Chicuvica, para entender lo que la sequía provoca en la actividad agrícola, dominada cada vez más por la siembra de agave mezcalero.

En la parcela de enfrente Abraham cosechó días atrás girasoles de los que no hay rastro en los surcos. En otra hectárea donde sembraron alfalfa con riego por aspersión la tierra está desnuda y seca.

“Ahorita lo que se ve nada más, es lo que aguanta, como el maguey que antes no se veía, pero ahorita ya se empieza a ver por lo mismo que la sequía que nos está atacando muy fuerte”, expresa sin quejarse. 

 

 

Obstáculos

La falta de tecnificación en el riego es la principal debilidad en el campo oaxaqueño, pero Abraham pudo sortear ese obstáculo, pero el mayor lo es ahora la sequía.

Si los rosales no reciben la suficiente cantidad de agua, no logra flores de calidad que puedan competir en el mercado local, pero lo que es peor, terminan consumidas por las plagas.

Entre plantas que florecen con pétalos de varios colores y variedades, Abraham necesita caminar unos pasos para encontrar una rosa con trips occidental (Frankliniella occidentalis), un insecto de tamaño minúsculo que marchita la planta y mancha las hojas. 

Ese “animal diminuto e insignificante que brinca” de una planta a otra perforando las células de los tejidos superficiales y succionando hasta causar la muerte del tejido “no se puede combatir cuando se estresa la planta” por falta de agua.

“Esto de la falta de agua empezó desde junio o julio del año pasado que no hubo lluvia suficiente, se viene escaseando y las plantas no se han nutrido bien, como debe de ser”, por lo que los riegos que deberían durar entre 90 a 120 minutos apenas son de 30 minutos.

Años atrás, como presidente municipal y con la ayuda de la organización Flor y Canto, Abraham impulsó la implementación de pozos de absorción y retenes en arroyos que no funcionan por la falta de agua.

“Ahorita esos retenes y pozos de absorción recibirán mantenimiento en espera de que nos llueva pronto y puedan retener agua, pero si no ocurre así lamentablemente estaremos platicando otras historias”. expresa con una mezcla de preocupación y fe en el buen clima.

Así como no quiere que la sequía gane terreno en su cultivo, Abraham intenta a diario que la desesperanza no desplace su ánimo de procurar que haya rosas suficientes para comercializar el 10 de mayo, una de las fechas de mayor demanda en el año.

Quien conoce el territorio oaxaqueño, como Abraham, sabe que de unos años para acá las serranías dejaron de tener árboles suficientes y cada vez es menos frecuente encontrar caídas de agua a orilla de carretera, una señal de alarma de que una de las fases de la crisis climática es la sequía.

 

 

Para saber

Un rosal demanda riegos diarios.

En el periodo de mayor crecimiento, un rosal adulto requiere un litro de agua al día.

Las altas temperaturas y la sequía incrementan la demanda de agua.
 

“Ahorita lo que se ve nada más, es lo que aguanta, como el maguey que antes no se veía, pero ahorita ya se empieza a ver por lo mismo que la sequía que nos está atacando muy fuerte”.

Abraham Francisco García, campesino

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