Para Rufina Ruiz López el compartir sus enseñanzas es parte de lo que su madre le aconsejó y durante todos estos años lo ha llevado a cabo en su taller donde actualmente emplea a una veintena de mujeres que pueden llevar el sustento a sus familias y al mismo tiempo, conservan la tradición de la alfarería en Santa María Atzompa.
“Mi mejor alegría es ver que hay jóvenes que han conocido nuestro taller y que ahora tienen sus propios talleres y son generadores de empleo en la propia comunidad; ese es el objetivo de que nuestras costumbres y tradiciones no se pierdan”, expresa la artesana.
Para Rufina, todos los talleres y artesanos deben crecer juntos y de la mano para lograr el éxito, sin perder la esencia de compartir el conocimiento y la experiencia.
En todas las piezas que elabora en su taller, imprime sus vivencias y conocimiento heredado.
“Cuando empiezo a hacer una pieza, siempre ando pensando en qué le dejo y qué le quito, y todo se va transformando en el proceso; Rufina siempre trabaja desde el interior hacia el exterior”, dijo.
En cada pieza invierte hasta varios días para lograr la perfección y cuando ve terminada una de ellas, su orgullo se desborda en una emoción de felicidad.
“Tuve la fortuna de hacer mi carrera artística en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) y gracias a la sabiduría de las personas que han estado a mi alrededor, he logrado hacer cada una de las piezas; para mí, es la forma de honrarlos”, expresó la ceramista.
La artesana fue alumna de los maestros Francisco Toledo, Gabriel Macotela, Claudio López y Adán Paredes; recientemente, su obra fue expuesta en el CaSa.
Comentó que las piezas que más elaboraban eran cazuelas, chirmoleras, cajetes y todo lo que ocupaban para preparar la comida.
El Taller Ruiz López fabrica productos elaborados a mano, utilizando esmaltes libres de elementos tóxicos como plomo. Sus elaboraciones han figurado de manera nacional e internacional, debido al gran talento de las mujeres que ahí laboran.
Rufina, junto con sus seis hermanas, son la quinta generación de artesanas de su familia por enseñanza matriarcal en las técnicas tradicionales, mismas que transmiten sus conocimientos a más mujeres.
Son mujeres que no se detienen a pensar en excusas, fuertes, que no bajan la mirada cuando de trabajo se trata; que luchan y se esfuerzan por querer compartir con el mundo; así se describen en sus redes sociales.
“Lo que nos hace grandes es compartir, ese fue el legado de mi madre; a mí me emociona compartir el conocimiento, los alimentos y el amor por la alfarería”, dijo.
Rufina asegura que dejará de trabajar hasta que Dios lo permita, ya que su amor por esmaltar la tierra es lo que la impulsa a ser mejor cada día; su sueño es que cada vez haya más personas que se sensibilicen por la madre naturaleza, ya que asegura que gracias a esta, podemos tener lo necesario para vivir.
La artesana participará en un altar monumental en el jardín del desierto de Arizona, Estados Unidos, en el marco del Día de Muertos, donde expondrá 200 calaveras de barro de diferentes técnicas, candelabros, copaleros, cazuelas y comales elaborados en su taller.
El altar incluye un tapete de arena con diamantina que estará a cargo de José Hilario Ruiz López, dedicado a elaborar tapetes tradicionales de arena para los novenarios y Día de Muertos.
Inspirada en la experiencia de entrar a un panteón en las noches de Día de Muertos, Victoria Molina diseñará una experiencia gastronómica y la presentación musical estará a cargo del tenor Pablo Osorio, compositor y pianista oaxaqueño.
Efraín Fuentes y Silvia Gómez son dos artesanos de alebrijes de Tilcajete que realizarán dos talleres para aprender a pintar alebrijes.
200
calaveras expondrán en un altar en Arizona, Estados Unidos
5
generaciones de artesanas integran esta familia
20
mujeres emplea Rufina en su taller artesanal
