El profesor oaxaqueño Edgar Ezequiel Luna Sánchez, tallerista en Dirección para Mejorar la Convivencia Escolar, asegura que el bajo nivel de atención que tienen los estudiantes será lo que más afectará en su rezago educativo en este regreso a clases después del confinamiento por la pandemia de la COVID-19.
Asimismo, subraya que es importante conocer y de ser necesario, tratar el desarrollo socioemocional tanto de los estudiantes como profesores, ya que de no ser así, el aprendizaje y enseñanza no serán los adecuados.
Lamenta que la nueva escuela mexicana no contempla el desarrollo socioemocional como una prioridad, pues incluso está por debajo de la perspectiva de género.
“No puede haber perspectiva de género si en lo socioemocionalmente no te encuentras estable; ¿cómo puedes ser armónico si el profesor o alumno está enojado?”, subraya.
El tallerista expone que es necesario que se analice qué vieron las niñas y niños durante el confinamiento, pues estuvieron expuestos a series, influencers, generadores de contenido y eso los ha marcado para bien o mal.
“Las pantallas son algo que se debe atender, pues en el regreso a clases, las y los profesores se encontrarán con niños que los verán como personas aburridas que no bailan o tienen música de fondo como en los videos que por dos años estuvieron viendo”, menciona.
Amplía que a través de la Cultura del Streaming se consigue obtener perfiles psicológicos y sociológicos de interpretación sobre las actitudes que desarrollan las personas que estuvieron expuestas a la televisión o en este caso, pantallas.
“Por ejemplo, las personas que crecieron viendo a Pedro Infante que se presentaba como una persona galán, fuerte y talentoso cuando tomaba y nosotros adaptamos esas actitudes o las mujeres que vieron Cenicienta aprendieron a ser sumisas y a asociar que si limpio toda la casa, merezco una recompensa; las pantallas dejan huellas profundas”, abunda.
El profesor comparte que las pantallas tienen efectos importantes, pues los teóricos han encontrado que las imágenes se quedan en el pensamiento y son muy fuertes y difíciles de quitar, incluso más de lo que un profesor podría llegar a marcar en la vida de un estudiante.
“La falta de atención afectará en las niñas y niños porque como una pantalla tiene todo y lo ve tan rápido, pero no cuenta con un lenguaje adecuado para niños, sino que sólo copiarán actitudes del contenido que ven y eso es aún más grave”, expone.
Comparte una anécdota de una profesora que al decirle a sus alumnos que cantarán y harán algunas actividades para saber el conocimiento que poseen, las niñas y niños les responden que “se apure”, o que puede buscarlo fácilmente en el buscador de la tablet o celular que tienen.
El tallerista expone que durante décadas, a los maestros “de la vieja guardia” les enseñaron que la educación es a través de clases magistrales, en las que el profesor da clases y el niño lo repite.
“Sin embargo, educar o enseñar en el buen sentido de la palabra, requiere de dos habilidades cognitivas: atención y percepción”, subraya.
Por ello, recomienda a los profesionales de la educación trabajar en la “gamificación”, que es una metodología que consiste en adaptar todo en un contexto lúdico.
“Es agarrar del contexto y cultura de los niños y hacerlo lúdico; en ese sentido, se puede utilizar la red social de TiktTok que potencia mucho la atención de los niños”, subraya.
Asimismo, Edgar Luna resalta que se debe romper la idea de que el maestro está peleado con la tecnología, pues “se está sentenciando a sí mismo”, pues a pesar de que esta tenga muchas herramientas, la enseñanza siempre requerirá de dos seres humanos.
Por ello, señala que “el maestro no debe ser experto en la clase, sino en facilitar procedimientos para que el niño o la niña investiguen, interpreten y desarrollen, pues se sabe que el niño inteligente es el que explica porque lo entendió y lo comprende, a uno que sólo lo aprendió de memoria”.
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Una buena educación consigue que un estudiante pueda:
- Investigar
- Interpretar
- Desarrollar
