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Con medidas sanitarias, en Oaxaca celebran a la virgen de Guadalupe

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Agence France-Presse / Fotos: Mario Jiménez Leyva 

 

La Basílica de Guadalupe de México, que en 2020 cerró sus puertas por la pandemia, reanudará los festejos hoy 12 de diciembre para recibir a unos 4.2 millones de peregrinos, aunque con restricciones por el COVID-19.

La gobernadora de Ciudad de México y la iglesia católica anunciaron que el templo mariano, uno de los más visitados del mundo, retoma la conmemoración de las apariciones de la "virgen morena", de las que se cumplen 490 años.

"La Basílica va a estar abierta", dijo en rueda de prensa Salvador Martínez Ávila, rector de la Basílica de Guadalupe.

Francisco Chíguil, alcalde del sector capitalino donde se ubica el templo, explicó que del 10 al 12 de diciembre se espera la llegada de unos 4.2 millones de creyentes.

En 2020, el templo cerró sus puertas a las celebraciones debido a la pandemia de COVID-19 para evitar aglomeraciones y con ello mayores contagios.

Justamente en diciembre de 2020, México se encaminaba hacia la segunda ola de COVID-19, que alcanzó su máximo en enero.

Este año, la peregrinación se hará con restricciones, como portar cubrebocas, procurar mantener distancia y limitar a minutos el paso de los fieles por el templo.

También estará prohibido pernoctar en las inmediaciones y permanecerá cerrado un albergue que recibía a peregrinos. 

La tradición es que los fieles amanezcan el 12 de diciembre ante la Basílica para entonar a la virgen la tradicional melodía mexicana "Las Mañanitas", a lo que siguen distintos grupos musicales y de danza en celebraciones que duraban horas.

Los misterios de las apariciones y la imagen de la Virgen de Guadalupe

Todas las religiones poseen sus misterios y eventos. Algunos son indescifrables, otros sólo pueden ser creídos por sus fieles.

En este caso tomaremos uno de los enigmas más interesantes que ocurren en nuestro continente.

La imagen plasmada de Nuestra Señora de Guadalupe sobre la tilma (un tipo de prenda) de Juan Diego.

Todos los 12 de diciembre México explota. Ese día es la celebración de la virgen de Guadalupe. Ningún mexicano que se precie no puede no ser guadalupano.

Es el símbolo de su nación y de su patria. México y Guadalupe son una sola cosa. Los mexicanos se plantan delante al mundo junto a su virgen, emblema nacional. Al que le guste, bien y al que no, que mire para otro lado.

¿Cómo llega una advocación de la Virgen a tener un nombre árabe en la célebre capital de los Mexicas, México-Tenochtitlan? Como muchas veces ocurre, por una confusión dialéctica.

Los Mexicas poseían su panteón de divinidades. Entre ellos estaba la diosa Tonantzin, que en idioma náhuatl significa “nuestra madre venerada”.

En ocasiones se identifica a Tonantzin como madre de Quetzalcóatl, dios supremo de los Mexicas, y en otras como su esposa. Esta divinidad poseía su lugar de adoración en el Tepeyac.

Durante la conquista su templo fue destruido y en su lugar se construyó una ermita.

El sábado 9 de diciembre de 1531 un natural del lugar, perteneciente a la tribu de los Chichimecas llamado Cuauhtlatoatzin (que significa “águila que habla” y que luego de ser bautizado adoptó el nombre de Juan Diego), se dirigía a pie a Tlatelolco y en las laderas del cerro del Tepeyac -que debería rodear para llegar- tuvo lugar la primera aparición de la Virgen María. Se presentó como “la perfecta siempre virgen santa María, madre del Dios verdadero”.

La aparición se repitió cuatro veces entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 y le encomendó decir al entonces obispo de México fray Juan de Zumárraga, que en ese lugar quería que se edificara un templo más amplio que la ermita que allí se encontraba.

Juan Diego fue a ver al Obispo, pero este no le creyó hasta que trajera una prueba certera que el evento ocurría.

Juan Diego le presentará a la aparición el requerimiento del Obispo, y la misma le indicó que cortara unas rosas que misteriosamente acababan de florecer en lo alto del cerro en pleno invierno para llevarlas al obispo Zumárraga en su tilma (vestimenta parecida a un poncho). Ella misma acomodó las flores para que entren todas en su ayate. Así llegó Juan Diego Cuauhtlatoatzin ante el obispo.

Luego de extender la tilma cayeron las rosas al piso y quedó estampada en ella una imagen icónica de la Virgen.

El prelado ordenó la construcción de una ermita más grande que la que ya existía, donde Juan Diego Cuauhtlatoatzin viviría por el resto de sus días custodiando la tilma en lo que hoy se conoce como “capilla de los indígenas”.

Juan Diego murió en la Ciudad de México en 1548 a la edad de 74 y fue canonizado en 2002 por Juan Pablo II.

El origen

El sábado 9 de diciembre de 1531 un natural del lugar, perteneciente a la tribu de los Chichimecas llamado Cuauhtlatoatzin (que significa “águila que habla” y que luego de ser bautizado adoptó el nombre de Juan Diego), se dirigía a pie a Tlatelolco y en las laderas del cerro del Tepeyac -que debería rodear para llegar- tuvo lugar la primera aparición de la Virgen María. Se presentó como “la perfecta siempre virgen santa María, madre del Dios verdadero”.

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