Texto y fotos: Alexei García
Este año las calles de Rancho San Felipe, que pertenece al municipio de Santiago Matatlán, se volvieron a llenar de júbilo, de alegría, de color y es que el pasado 3 de mayo realizaron un festejo a su santo patrono, luego de dos años que esta actividad había sido cancelada.
Actualmente Rancho San Felipe cuenta con 571 habitantes, de los cuales 248 son hombres o niños y 323 mujeres o niñas. Además 308 son adultos y 39 son mayores de 60 años.
Cuenta con 113 hogares, de las cuales 10 consisten en un cuarto solo y 100 tienen piso de tierra. En cuestión de servicios, a la luz eléctrica se encuentran conectadas 110 viviendas, siendo 63 casas las que tienen televisión propia.
La alegría regresa a las calles
El pasado 03 de mayo, día de la “Santa Cruz”, las mujeres jóvenes de esta localidad se dieron cita en el acceso, portaban su vestimenta tradicional y una canasta de flores, con colores vivos que transmitían al viento la alegría de estar nuevamente juntos para festejar.
Dentro de las canastas pusieron dulces, que serían el regocijo de las niñas y niños, quienes también acudieron y estaban a la expectativa de ser los mejores al momento en que las distintas piñatas que fueron puestas en el camino, terminaran rotas a palos.
También llegó la banda de música, por lo que únicamente se esperó a las autoridades municipales; quienes llegaron 20 minutos después y a partir de entonces comenzó la calenda, que recorrió las principales calles de la comunidad.
Las mujeres se formaron en una fila y los hombres en otra, encontrándose de frente, entonces comenzó la música de la banda y también el baile. Todos mostraron sus mejores pasos, al compás de la música, hicieron saber a todos la alegría que los invadía por dentro, de ser nuevamente partícipes de este festejo.
Una vez que acabó la primera pieza, comenzó el recorrido por las calles. Había personas que se dedicaban a repartir cerveza, mezcal, refrescos y aguas. Muchos de los hombres ya maduros bailaban al compás de los acordes musicales mientras dejaban fluir en su garganta la bebida amarga.
En ciertas partes del recorrido, había piñatas amarradas a los techos, por lo que se hacían pausas y entonces los menores eran los protagonistas. Alguien tomaba el palo y con rompía la piñata, por la que sin miedo a nada, los niños se abalanzaban para juntar la mayor cantidad recolectada.
El trayecto hacia la iglesia duró, aproximadamente, una hora con 15 minutos, en los que con orgullo los habitantes de Rancho San Felipe demostraron que en algún momento los paró la pandemia, pero ahora ya están nuevamente listos para mostrar fervor hacia su santo patrono.
El festejo continúa
Una vez que la comunidad llegó a la iglesia, en la explanada se llevó a cabo otro baile, en donde la banda no dejó de tocar y todos se unieron a través de los diversos pasos que hicieron.
En esta zona ya estaba colocado el “encerrado” para el jaripeo, que se llevó a cabo el miércoles 4 de mayor, pero esa noche del martes un niño tomó los cuernos de una de las piñatas y se puso a imitar el recorrido del toro, que busca embestir a todos los que quieren demostrar superioridad.
La pandemia puso en pausa los festejos, pero ahora que las condiciones han mejorado, la población decidió salir a la calle y con sonrisas demostrar que Rancho San Felipe está más vivo que nunca.
El dato
571 habitantes en Rancho San Felipe
248 son hombres o niños
323 son mujeres o niñas
308 son adultos
39 son adultos mayores
113 hogares
100 casas con piso de tierra
63 viviendas con televisión propia
3 de Mayo, día de la Santa Cruz
