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¿Regalo de Reyes o la salud de su hijo? La difícil decisión de Rosario

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

El cuerpo de Rosario está cien por ciento concentrado en cuidar que su hijo Kyliam logre superar otro día más de estancia en el Hospital General Doctor Aurelio Valdivieso de la ciudad de Oaxaca, pero su mente no deja de pensar en el anhelo de sus hijos Edwin y Alexander de verla llegar a su casa a Santa Catarina Juquila para celebrar en familia el Día de Reyes.

Desde el miércoles 28 de diciembre que su esposo César Omar y ella llegaron al hospital porque su hijo de dos años, Kyliam, tenía el apendíce perforado, Rosario habla a su casa sin la capacidad de responder una pregunta reiterada de sus dos hijos mayores: “¿Mamá, cuándo vas a regresar?”.

Hablar de ese anhelo de Edwin de siete años y de Alexander de nueve años, hace que a Rosario se le estruje el corazón, debilitado por la angustia de que la enfermedad separó momentáneamente a su familia, primero el fin de año y ahora el Día de Reyes.

Valorar 

Aunque su esposo y ella vieron la manera de que los Reyes Magos pudieran llegar a casa, la estancia hospitalaria hizo que la familia valore la importancia de estar sanos, pero sobre todo de estar unida.

En el área de escolares de este Hospital, el de mayor capacidad en el estado para atender a pacientes sin seguridad social, ni los adornos navideños ni las luces se han quitado. Todavía un Santa Claus inflable impregna el lugar de un ambiente decembrino. El árbol de Navidad sigue en pie.

Pero por más que se intente, nada derriba la frialdad de dormir en una cama hospitalaria, ni la de ser acompañante desde una silla incómoda en la que familiares permanecen día y noche para atender a menores con un problema de salud.

Acoplarse

A la jefa de la guardia del servicio de Pediatría del Hospital, Itahí Cuenca Jiménez, por tres años seguidos le ha tocado trabajar la noche del cambio de año, “sí, son fechas con algo de nostalgia”, porque la mayoría de mamás y papás también tienen otros niños o niñas en casa que requieren su presencia, su amor y cuidados.

“Esta vez que recibimos el 2023 le trajeron cena a los familiares, pero no es lo mismo cenar aquí con las y los bebés enfermos, porque la mayoría de veces no pueden comer”, describe una doctora que sabe que el Día de Reyes también es una fecha de unión familiar.

Así como papás y mamás se sobreponen a la nostalgía de no estar en casa sino cuidando de un hijo o una hija enferma, para la doctora Itachi Cuenca observa una paciencia de niñas y niños hospitalizados que se entiende en su nobleza.

“A pesar de ser pequeños lo aceptan, son pacientes muy nobles y a nosotros como médicos nos otorgan un aprendizaje, porque esperan su mejoría y se ponen muy contentos porque en Día de Reyes visitan asociaciones y por detalles muy pequeños, la pasan muy bien”, expresa consciente de que en la adversidad de salud se valora más lo que se recibe.

Estar mejor en el hospital

Vivir en Honduras una vida marcada por la violencia y las carencias, impidió que Darlyn y su hija Martha, de once años, hayan experimentado lo que es la unión familiar ni un diagnóstico a tiempo para osteomielitis de ella.

Ambos, con el anhelo de encontrar mejor atención médica, abandonaron Honduras y trataron de ir “de aldea en aldea” hasta que llegaron a la ciudad de Oaxaca. Cuando Darlyn intentó comprar un medicamento para el dolor que aqueja a Martha, debió pasar a un consultorio para que le expidieran una receta, ahí una médica intervino para una referencia al Hospital de la Niñez Oaxaqueña que terminó en el Hospital Valdivieso, donde recibieron el 2023 y ahora Día de Reyes.

“La misión de nosotros era hasta aquí, porque me dijeron que en México hay buenos doctores, si tuviera dinero, en Honduras hubieran curado a mi hija”, expresa Darlyn, un hombre que de niño no recibió juguetes de Reyes Magos ni tampoco su hija Martha.

“En Honduras no tienen esa tradición”, dice sorprendido un ex jornalero en el corte de la palma que ahora está anclado en el hospital porque espera la amputación transfemural de la pierna derecha de su hija.

Sin fecha para la cirugía porque primero deben esperar a que los examenes de laboratorio no muestren rastro de infección, para Martha y su padre es mejor estar en un hospital que la noche los sorprenda en la calle.

La sonrisa de Martha es espontánea, no hay tristeza, su padre le trajo hace unos días una muñeca con cola de sirena y por algunos momentos mira un celular para entretenerse.

El 28 de diciembre que Martha llegó al Hospital Valdivieso tenía fiebre, dolor y aumento de volumen en la rodilla y el diagnóstico por parte del servicio de traumatología fue una osteomielitis crónica que le impide tener hueso en su pierna derecha.

Antes de la cirugía que a ella ni a su padre le atemorizan, debe cumplir con su esquema de antibióticos y que los cultivos o muestras que le toman estén libres de bacterias.

“Miro que aquí todos son unidos, aunque no se conozcan son bien llevados, ahí en los hospitales de Honduras sólo los que tienen dinero son atendidos”, refiere Darlyn, quien estas fechas, aún en el hospital, son de las mejores que ha podido pasar con su hija porque ambos saben que estarán mejor.

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