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Recibe Salina Cruz al Caballero de los Mares; cumple 41 años navegando

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Foto(s): Cortesía
Mariana Saynes Bósquez

Mariana Saynes Bósquez   Foto: Redes Sociales

SALINA CRUZ, Oaxaca.- Como cada año, el Buque Escuela Cuauhtémoc de la Secretaría de Marina Armada de México arribó al puerto de Salina Cruz, en donde recibirá mantenimiento, después de su travesía por Dubái. El velero, conocido como “Señor Embajador y Caballero de los Mares”, que atracó el jueves en el puerto oaxaqueño, permanecerá en este destino durante dos meses.

Las labores de mantenimiento a la embarcación en donde se han formado decenas de generaciones de mujeres y hombres de mar comenzarán en breve, una vez que se instale en el Dique Seco del Astillero de Marina número 20, baluarte de la industria naval mexicana, en donde será intervenido por obreros istmeños quienes "revisarán hasta el último tornillo", confió un trabajador.

El Buque Escuela Cuauhtémoc fue construido en los Astilleros y Talleres de Celaya, en Bilbao, España. Fue un proyecto del Ingeniero Naval Juan José Alonso Verástegui, mismo que inició con la colocación de la quilla en gradas, el 24 de julio de 1981, para luego, el 29 de julio de 1982, en el muelle de Santurce, Bilbao, ser entregado a su primera dotación.

Su primer Comandante fue el Capitán de Navío Manuel Zermeño del Peón, quien estuvo al mando de la dotación que recibiera el buque y llevara a cabo la Operación Barlovento 82, crucero de instrucción inaugural para los Cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, para llevar al majestuoso bajel a su nación.

Así, y desde hace 41 años, el Buque Escuela Cuauhtémoc ha navegado los océanos y mares del mundo, formando a más de 32 generaciones de Capitanes, Oficiales, Cadetes y personal de Clases y Marinería, en la más sólida de las tradiciones marineras, “aquella que apuesta a las velas y a los cabos, aquella que conoce los cielos y fija el rumbo con un sextante, y sobre todo, es capaz de crear una unión en donde se funden los valores de honor, deber, lealtad y patriotismo”, se lee en la página web de la Secretaría de Marina.

Su misión está en su lema: “Por la exaltación del espíritu marinero”, lo cual se les inculca a los futuros Oficiales de la Armada de México, "con el juramento de su dotación de ofrendar hasta su último esfuerzo para hacer de él una digna y noble cuna, donde se puedan continuar fortaleciendo las mentes y espíritus de aquellos que se embarquen en su seno, persiguiendo el objetivo de instruirse para servir mejor a su Patria".

Aunado a la misión, este Embajador y Caballero de los Mares es un representante de la nacionalidad mexicana y lleva consigo un mensaje de paz y buena voluntad, además de enarbolar, orgulloso, el pabellón mexicano en los mares y puertos del mundo.

La Virgen de Guadalupe y su leyenda

En 1981, el señor Juan José Alonso Verástegui, en ese entonces Director de los Astilleros Celaya de Bilbao, en España, como ferviente católico, realizó una promesa a la Virgen de Guadalupe, comprometiéndose a colocar su imagen dentro del buque si finalmente México le otorgaba el contrato de construcción del Cuauhtémoc, pero este significativo detalle no fue autorizado, en virtud de que representaba una actividad religiosa, lo cual se encontraba prohibido por las leyes mexicanas, las cuales indican que en el interior de ninguna institución se pueden colocar símbolos religiosos.

Ante esto y para no faltar a la promesa que había hecho y después de darle muchas vueltas al asunto, mandó tallar en madera la imagen de la Virgen, para que sirviera de molde de un medallón de aluminio que fijó en el penol del bauprés; así, quedó satisfecho, pues cumplió con la promesa y al mismo tiempo respetó las leyes mexicanas.

Cuenta la leyenda que era el 4 de agosto de 1982, cuando el Capitán Imanol, un  experimentado constructor de veleros, vasco y jefe del dique Euzkalduna, se dirigió al Comandante del Buque Escuela Cuauhtémoc, Capitán Manuel Zermeño del Peón, por llamada VHF para decirle: “Manolo, que tengas un buen viaje, que tengas buenos mares y mejores vientos; que nunca te falte un pie de agua bajo la quilla, ¡y que nunca encuentres la otra Virgen de Guadalupe!”.

Todos los que escucharon comenzaron a hacer sus propias conjeturas; hasta aquí la historia, a partir de la cual se han hecho tanto deducciones como creado mitos, en lo que respecta a “la otra Virgen de Guadalupe”. Algunos creen que existe una Guadalupana en algún lugar oculto del velero, tan difícil de encontrar que sólo saldría a la luz cuando el Cuauhtémoc fuera a parar al ser desmantelado, al término de su vida activa o al sufrir un accidente.

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