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Pueblos de Oaxaca que viven de remesas sufren del efecto “súper peso”

Foto(s): Nadia Altamirano Díaz
Nadia Altamirano Díaz

San Bartolomé Quialana, Oaxaca.- Por décadas, la economía de esta población zapoteca se ha mantenido de un pujante dólar que en 2020, cuando la pandemia de COVID-19 llegó a su punto más álgido de contagios, elevó su cambió a los 25 pesos, generando una inflación que no desapareció y que ahora impide ver a la moneda nacional como un “super peso”.

“Los precios de los materiales de construcción se elevaron hace tres años junto con el dólar, el precio del dólar bajó, pero todo lo demás sigue igual”, analiza el alcalde municipal, Pedro Sánchez Martínez, sabe bien que aún con el efecto económico adverso de la economía mundial, reditúa más trabajar en Estados Unidos que en esta tierra donde las políticas públicas no han conseguido generar empleos.

 Una vez que los precios suben, no bajan

Pedro es un hombre de 57 años que a la par de ofrecer servicio (sin goce de sueldo) como alcalde se dedica a la albañilería, pero antes, a los 14 años, debió emigrar a Estados Unidos a trabajar 12 años de lavaplatos y cocinero en un restaurante de comida oriental para cumplir con una tradición impuesta por la pobreza: volver a la comunidad cuando su casa era digna de habitar.

De sus cinco hijos, una mujer y dos hombres cumplieron con el mismo ritual laboral y desde hace cinco años se encarga de construir la casa de Israel, de 22 años, quien siete años atrás radica en California.

“Cuando le doy el precio de acá, sabe que ya no alcanza lo que envía”, reconoce Pedro, quien tiene la ventaja de conocer la rama de la construcción para administrar mejor los dólares que al perder precio frente al dólar alarga el tiempo que su hijo deberá trabajar fuera de su país.

“Va a estar más tiempo ahí, mi chamaco pensaba terminar su casa y regresar, pero ahora debe acabarla y juntar otro dinerito para saber qué va a hacer cuando esté aquí de nuevo”, dice al mostrar una cocina donde se colocan pequeños muros de ladrillo rojo para recibir después puertas y cajones de madera.

Como si tuviera un bitácora de compras en su cabeza, a Pedro se le facilita relatar el alza de precios de los materiales, pues hace tres años por mil dólares recibía 21 mil pesos, pero ahora sólo quince mil. 

“Para comprar cinco carros de arena (16 mil 500 pesos) tuve que pedir que me mandaran mil 300 dólares. Nos perjudicó mucho la elevación del dólar, subieron los materiales, bajó el dólar y el precio de los materiales se quedó ahí, si un millar de ladrillo costaba 2 mil 800 pesos el de segunda, ahora está en 5 mil 200 pesos”, lo que explica porqué la gente opta por construir en etapas.

 Volver después de terminar su casa

El viaje a Estados Unidos que hizo hace cinco años su hijo Rigoberto no tiene fecha aún de retorno, pero Magdalena sabe que todo dependerá de que se termine de construir la casa que ya tiene una primera parte casi habitable, de dos plantas que permanecen vacías y a las que faltan algunos acabados menores.

En el otro extremo del terreno que habita con su esposo Bernardo, su hijo Tranquilino es parte de los cinco albañiles que con cantera rosa levantan profundos cimientos de lo que será una cocina y un corral.

Mi hijo trabaja mucho, hasta los domingos. Nosotros ahorramos el dinero que manda, hasta que nos dice cuándo hacer su casa, aquí no hay de dónde salga dinero para construir”, dice consiente de que se trabaja el campo para tener grano para el autoconsumo, pero no para tener los 10 mil pesos que cada semana le requiere la mano de obra de albañilería.

Este municipio que se ubica a unos 40 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca lo conforman dos mil 400 habitantes, pero la regidora de salud, María Concepción Sánchez, sabe que el 80 por ciento radica en Estados Unidos.

Son principalmente mujeres, personas adultas o niños quienes habitan las casas construidas con jornales en el extranjero, ya que desde los 13 años, ni bien se termina de cursar la primaria, se tiene que emigrar.

“Nuestra gente depende de quienes emigran a los Estados Unidos, de ahí sostienen a sus familiares, construir su casa es el objetivo y ahorita les está costando más trabajo porque el dólar está muy bajo y los materiales con un precio muy alto”, expresa.

Para la doctora en economía e investigadora de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Ana Luz Ramos Soto, que las y los primeros habitantes de Quialana que pudieron construir su casa por las remesas que enviaron desde Estados Unidos tiene un efecto de vitrina:

“Las personas de la comunidad al ver que sus paisanos están construyendo ellos también se van, emigran, buscan mejores condiciones de vida y empiezan a construir, por eso vemos poblados vacíos, pero con casas grandes y decimos aquí remesas, porque la población genera conciencia y dice: me quedo a seguir siendo pobre o me voy a buscar mejores condiciones de vida”, porque aunque hay trabajo en el campo no representa un ingreso monetario ni existen políticas públicas que satisfagan la necesidad de empleo de un país que anualmente forma a un millón 700 mil nuevos profesionistas.

Tan sólo durante el 2022 Oaxaca se ubicó como el octavo estado del país que recibió mayores remesas al acumular 2 mil 902 mil millones de dólares, según el Banco de México.

Aunque el dólar valga casi seis pesos menos que hace tres años y que en este tiempo el efecto de la inflación mantiene el encarecimiento de todo tipo de productos, sobre todo los del sector de la construcción, para las y los habitantes de Quialana sigue valiendo más trabajar en Estados Unidos que quedarse en su comunidad.

 

Precio del dólar

Al 29 de junio de 2020

$22.39 a la compra y $23.53 a la venta

 

Al 29 de junio de 2023

$16.44 pesos a la compra y $17.34 a la venta

 

En tres años el precio del dólar disminuyó

26.5%

$5.95 

2 mil 902 mil millones de dólares captó en 2022 Oaxaca por remesas.

Por remesas recibidas Oaxaca ocupó en 2022 el octavo lugar nacional.

 

 

“Los precios de los materiales de construcción se elevaron hace tres años junto con el dólar, el precio del dólar bajó, pero todo lo demás sigue igual”.

Pedro Sánchez Martínez, Alcalde municipal

 

“Mi hijo trabaja mucho, hasta los domingos. Nosotros ahorramos el dinero que manda, hasta que nos dice cuándo hacer su casa, aquí no hay de dónde salga dinero para construir”.

Magdalena , Habitante de Quialana

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