SANTO DOMINGO TOMALTEPEC, Oaxaca.- Uno de los elementos más representativos de estas festividades de Todos Santos, es el pan de Muerto, piezas elaboradas a base de harina, huevo, mantequilla y levadura, que son adornadas con una carita pintoresca y que no faltan en las mesas de las familias que celebran estas fechas.
Desde que tiene memoria, Graciela Martínez Hernández, de 56 años de edad, recuerda que sus padres y abuelos se dedicaban a la panadería; en la actualidad, junto con su familia, elaboran alrededor de 10 mil panes de diferentes tamaños.
Durante el paso de los años ha podido perfeccionar el sabor de su pan, lo que le ha permitido que a su vivienda lleguen personas de diferentes municipios.
“Desde muchos lados nos visitan, eso nos hace sentir orgullosos, ya que nos demuestra que estamos haciendo un buen trabajo con nuestro pan”, expresó.
Anteriormente, ella elaboraba sus piezas a mano, lo cual representaba un esfuerzo físico importante, pero poco a poco se hizo de sus herramientas; actualmente genera empleos y ayuda a otras familias.
Además, su esposo e hijos también están involucrados en esta actividad que se ha convertido en su sustento principal.
Pan de Muerto
La elaboración de esta delicia comienza con los huevos, mismos que se quiebran y concentran en un recipiente, se vacía en la revolvedora junto con la harina, mantequilla y otros ingredientes.
Los trabajadores esperan que la harina se esponje, le dan la forma redonda y le colocan ajonjolí. Se le da un tiempo para que vuelva a esponjar, se le hace un corte, le colocan las caritas y posteriormente se coloca en el horno de piedra.
En poco tiempo, el pan toma su forma y es sacado del horno y se van a otra habitación donde se expenden.
La señora Graciela elabora alrededor de seis tamaños diferentes de pan de muerto.
La elaboración del pan comienza desde el 26 de octubre y termina el 1 de noviembre; “gracias a Dios, para esa fecha ya no me queda pan, porque no faltan las personas que vienen y lo adquieren, es entonces que para el 2 de noviembre, me dedico a festejar a mis difuntos”.
La familia no tiene un puesto en la ciudad de Oaxaca, pero debido a sus años de experiencia, no le hace falta, ya que desde su domicilio atiende a sus clientes y recibe encargos para estas festividades.
Orgullo familiar
“Me gusta mucho lo que hago, quiero mucho a mi trabajo, ya que me ha dado lo necesario en mi vida; gracias a mi trabajo tengo mis máquinas y puedo dar empleo a los trabajadores”, asegura doña Graciela.
Gracias a su dedicación y esfuerzo, aumenta la venta del pan, no solo en estas festividades, sino también durante el resto del año, cuando vende pan dulce y roscas durante enero; su personal le tiene mucha confianza y les gusta trabajar con ella.
La comunidad de Santo Domingo Tomaltepec es cuna de panaderos y de la talabartería, por lo que durante todo el año, al visitarlo, el olor del pan conquistará tu olfato.
Graciela es quien lleva las riendas del negocio y asegura que continuará realizando este trabajo hasta que Dios le preste vida; “quizá de más grande ya no tenga las fuerzas, pero estoy segura que voy a estar dirigiendo a mi equipo para que las personas no se queden sin su pan de muerto para que no se pierda la tradición”, dijo.
Aumenta el precio
La comerciante asegura que los precios de los insumos se elevaron al doble; ella adquirió una tonelada de azúcar en 20 mil 400 pesos; detalló que hace un año compró 50 bultos de harina en 20 mil y en la actualidad le costaron 40 mil pesos. Las caritas que se le colocan al pan, tuvieron un incremento de ocho mil pesos, en un año, ya que pasaron de 10 mil pesos a 18 mil.
Esto fue lo que ocasionó que este año el pan aumente de precio; en un año los precios se dispararon, afectando los bolsillos no solo de los productores, sino también de los consumidores.
Para saber
Más de 10 mil panes elabora la familia Martínez Hernández
Elaboran pan de Muerto desde el 26 de octubre y termina el 1 de noviembre
La comunidad de Santo Domingo Tomaltepec es cuna de panaderos
“Desde muchos lados nos visitan, eso nos hace sentir orgullosos, ya que nos demuestra que estamos haciendo un buen trabajo con nuestro pan”.
Graciela Martínez Hernández, Panadera
