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Ofrendan con flores y bailes al río Grande de Tehuantepec 

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- Decenas de personas se reunieron en las márgenes del río Tehuantepec, para ofrendar con flores y bailes tradicionales este importante afluente. 

Las participantes mujeres portaban el traje de tehuana, mientras que los hombres ropa de manta. 

Previo a la ofrenda floral, el cronista de la ciudad, Rómulo Jiménez, dio una reseña histórica de las inundaciones que ha tenido Tehuantepec; asimismo, fue interpretado el son ícono del río de Margarito M. Guzmán y Gustavo Toledo Morales "Guigu Roo Guissi" (Río Grande de Tehuantepec). 

Con dedicación especial fue el son que escribiera Aniceto Gutiérrez en 1886 en memoria de aquella inundación que se registró en 1944 en Santo Domingo Tehuantepec, y que se llevó el puente de madera. 

El shuana del barrio San Juanico, Aníbal Mendoza, abrió las puertas del templo católico, donde se congregaron y después salieron con el acompañamiento de música prehispánica hacia el caudaloso río Tehuantepec. 

El río Tehuantepec es llamado también río Grande, es muy extenso; las ciudades que rodean al río están ligados al carácter caprichoso del afluente, afirmó Mario Mecott Francisco, historiador tehuano. 

Sus turbulentas aguas y lodosas se llenan de furia en época creciente, y puede entonces anunciar días de desgracia, manifestó Mecott Francisco. 

Expresó que el río se torna tranquilo en los meses de otoño e invierno, época en que sus cristalinas aguas se deslizan suavemente sobre las arenas blancas.  

El río nace en el distrito de Tlacolula, entre las cordilleras centro y sur, muy cerca de la zona arqueológica de Mitla y Quiechapa. 

Asegura que mientras recorre un largo camino va incrementando su nivel de agua con las afluentes que va recibiendo, entre las que destacan los ríos de Tequisistlán y Jalapa del Marqués, de modo que al llegar a Tehuantepec, su caudal asume la de un verdadero río.

Para saber

Con dedicación especial fue el son que escribiera Aniceto Gutiérrez en 1886 en memoria de aquella inundación que se registró en 1944 en Santo Domingo Tehuantepec, y que se llevó el puente de madera. 

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