Por su distrofia muscular que le causa debilidad y pérdida de masa, los maestros de música rechazaron instruir a Alonso Zárate Reyna, cuando tenía diez años.
Han pasado diez años de ese intento y además de tocar la batería en la Banda de Música de la Villa de Etla, cursa el primer semestre de la licenciatura en instructoría en música.
Él, es uno de los ejemplos que el trompetista y director de la Banda de Música de la Villa de Etla, Rodrigo Allende Jiménez, resalta cuando quiere demostrar que la enseñanza musical es capaz de encauzar positivamente la vida de un niño o una niña.
“Los municipios que todavía no tienen una banda propia deberían optar por formar una porque quienes la integran, aparte de que aprenden un oficio, se les enseña una gama de valores, de responsabilidades y el manejo de las emociones”, afirma a propósito de que la generación 2023 ensaya para su primera presentación en público.
Lo aprendido desde mayo pasado por 25 niños y niñas que destinaron seis horas semanales a clases de solfeo y ensayos como ensamble, se verán en la ejecución de tres o cuatro piezas musicales este 27 y 28 de diciembre.
Futuros músicos
De los nuevos músicos a presentarse, Ander -de siete años- es el más joven. Él eligió tocar el cornetín y a la par su mamá Mitzi se quitó el deseo suspendido de aprender a tocar el trombón de vara, porque a sus 30 años ya domina el clarinete, mientras que su esposo toca el trombón.
A diferencia de Andre, Elena de ocho años de edad no nació en una familia de músicos, pero sí planificaron sus gastos para poder destinar los 10 mil pesos que requerían para comprarle un saxofón.
“Es importante que tenga una forma de expresarse y aprenda un nuevo lenguaje. Cuando ella sea joven quiero que tenga una actividad que la mantenga ocupada y no caiga en las adicciones, que sea una niña centrada”, expresa convencida su madre Juana Jarquín.
Con las clases gratuitas de música, comprar un saxofón alto fue un compromiso que Valentín y su esposa adquirieron con su hijo Jonathan, de 8 años de edad.
“No tenemos ningún músico en la familia, pero queremos tenerlo porque nos gusta la música, sobre todo el jazz y cuando vi a mi hijo emocionado con sus clases, no lo dudé y hasta ahorita no ha fallado”, expresa convencido.
Alistan concierto
El primer concierto de las y los músicos en formación se ofrecerá en el municipio de San Agustín Etla, el día 27 a las 17:00 horas y el segundo al día siguiente, en el mismo horario, pero en la Villa de Etla.
En ambos, divididos en dos momentos, se presentarán entre 40 a 50 nuevos músicos de la Banda de Música de la Villa de Etla y la Ameyalli, de San Agustín Etla, para posteriormente sean los estudiantes intermedios o más avanzados quienes interpreten un número mayor de piezas.
“En lugar de que vean competencias con otros músicos, queremos que aprendan a compartir y a llevarse entre ellos”, explica Rodrigo Allende, quien nació en un entorno de músicos que le llevó a los 9 años a tener sus primeras clases de piano.
Él mismo reconoce que la música le ayudó a superar su déficit de atención con hiperactividad y a los 16 años descubrió que la trompeta es su instrumento y ocho años después comenzó a dirigir la banda actual.
Este proyecto musical comenzó en 2014 como el interés particular de madres y padres de clases para sus hijas e hijos, como Alonso, quien no encontraba quién le pudiera guiar para tocar un instrumento.
En esa iniciativa particular el deseo creció y comenzaron a soñar con formar una banda que les llevó a encontrar en 2019 cobijó con el municipio de San Pablo Etla, donde incidieron para la creación de la Casa de la Cultura.
Pero ha sido en la Villa de Etla donde este año el proyecto mutó a un Centro de Formación que incluye una banda de música que está por presentar a su generación 2023.
