Motivado y emocionado por bailar por primera vez en el centenario Teatro Macedonio Alcalá, Lukas Avendaño (1977, Tehuantepec, Oaxaca) llegó a la ciudad para preparar el montaje de su pieza “Réquiem para un alcaraván”, que bailará esta noche en la función de apertura de la edición uno del Festival de Danza y Sanación de la Ciudad de Oaxaca.
Sin embargo, no es la primera vez que el creador escénico y beneficiario del programa Sistema Nacional de Creadores de Arte del sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales 2021-2023 pisa un escenario; en su adolescencia, a los 16 años bailó en el la Rotonda de la Azucena, en la Guelaguetza, como parte de su delegación. Esta experiencia con la danza de tradición le valió para nunca más repetirla.
Lo que verás por primera vez en el Alcalá
“Réquiem para un alcaraván” es la creación que Lukas Avendaño presentará acompañado de diez músicos de la Banda Filarmónica Mixtequilla Oaxaca. Esta danza performativa del hombre–mujer está ligada a la cultura zapoteca a través de la muxheidad, de quien vive la homosexualidad, la gaycidad y los matrimonios del mismo sexo con ciertas contradicciones. Es decir, un muxhe es un hombre que asume roles culturalmente destinados a mujeres tanto de trabajo como afectivos, emocionales y sexuales; la muxheidad es una velada aceptación social y al mismo tiempo la celebración de lo que aún se considera una transgresión.
La coreografía y dirección es de Lukas Avendaño, la música es de la Banda Filarmónica Mixtequilla, dirigida por el maestro Edgard D. Cartas Orozco. Sobre este montaje, el creador e invitado al Festival de Danza y Sanación de la Ciudad de Oaxaca relató, en entrevista, sobre cómo fue crearla.
Un ritual de desagravio para los putos del mundo
El título “Réquiem para un alcaraván” tiene el subtítulo: “Un ritual de desagravio para los putos del mundo”, eso casi nadie lo sabe, destacó. “Y sí, la decisión de la pieza es una decisión totalmente mía, sin embargo, todo lo que acontece en la escena no sólo me toca a mí, sino a una gran comunidad”.
El creador oaxaqueño compartió que el alcaraván, dentro de la danza de tradición, da motivo a una pieza que se llama “El berelele”, onomatopeya del graznido de esta ave. En la danza de tradición, esta pieza es un dueto que representa el cortejo de apareamiento, entre una mujer y un hombre, como en el Jarabe Mixteco.
“Yo quería bailar esta pieza, pero quería hacerlo como niña. Así que todo este proceso quedó grabado dentro de mí y ahora, después de más de 30 años, lo plasmo así”. Sobre el alcaraván comentó que en el Istmo de Tehuantepec la gente acostumbraba a tenerlo de mascota.
Hoy en día representa el verdadero deseo de lo que hubiese querido hacer en el año 1997 cuando bailó en el Auditorio Guelaguetza. “Era como tener un guajolote, pero se acostumbraba a tener un macho y una hembra, porque solos se morían de tristeza. Esta soledad la asocio con los muxes, a vuelta del tiempo se termina siendo un muxe viejo que muere solo, por eso la pieza se llama así”.
En la actualidad, la obra escénica de Lukas Avendaño se reconoce por su aportación en las temáticas de género, sexualidad, etnicidad y derechos humanos. Ha recibido el Premio Travesías Escénicas que otorga la compañía Barro. Además, ha sido homenajeado por la Compañía Danza Universitaria de la Universidad de Costa Rica, a quien dedicará la quinta edición del Festival Paréntesis Espacio de Danza 2021.
Entre otros premios también ha recibido: el Premio a la Identidad Indígena, FICWALMAPU, Temuco, Chile; Premio Fundación Threshold, Estados Unidos-Canadá, fue homenajeado en la 10 Muestra Internacional de las Artes Escénicas Movimiento Continuo, Bogotá, Colombia; recibió el Premio de la Audiencia del Zurcher Theatre Spektakel, en Zúrich, Suiza y el reconocimiento en el Área de Trabajo Social del Premio Nacional de la juventud, Sep- Segob-STPS-SRA- Senado de la República LVIII Legislatura.
