La mejor inversión que se puede hacer en la educación de los hijos es pasar tiempo en familia para escucharlos, así como convivir con ellos para conocerlos, aseveró el obispo de la Prelatura Mixe de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos.
“La familia es algo así como armar un edificio de juguete sin manual de instrucciones”, asentó.
En una exhortación, el mitrado sostuvo que siempre será importante buscar en la familia momentos para el encuentro, la comunicación personal y el diálogo.
“Los papás están invitados a ser los primeros en favorecerlo y ser puntuales al momento del encuentro aportando algún detalle que lo haga especial”, añadió.
Expuso que estos momentos purifican el ambiente familiar de tensiones creados día a día y normales en las relaciones de personas.
“Un padre de familia que ame a sus hijos y un educador que haga por vocación su trabajo, deberán ser sensibles a estos momentos y propiciarlos como encuentros de diálogo familiar, charlas espontáneas y muy respetuosas de opiniones, aparte de establecer momentos reservados para la vida íntima de una familia”, señaló.
Por ejemplo, explicó que platicar tranquilos, sobre los problemas de casa, sobre las personas de familia y buscar cómo solucionarlos en formas tan originales, como una salida a caminar, a correr, a visitar un centro comercial, o una comida juntos.
“Puede ser en un día de fiesta, en un cumpleaños, en un aniversario y el festejado que elija lugar, la comida, la forma de la fiesta o el lugar del paseo”, anotó.
Además, el obispo destacó que los agravios o los enfados no deben quedarse dentro del corazón, porque dañan la vida familiar, pues es preciso saber perdonar y dar un voto de confianza a todos.
“Profundamente educativo es nunca dejar que los hijos o los alumnos se vayan a su casa, a su cuarto al final del día molestos, enojados u odiando”, finalizó.
