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Juventudes sin trabajo digno en Oaxaca apuestan por el emprendimiento

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Foto(s): Citlalli López Velázquez
Citlalli López Velázquez

La necesidad de contribuir a los gastos en casa llevó a Dayana a buscar un empleo. “Anduve en estos lugares que cuando vas en el centro tienen letreros que dicen: se solicita personal. En realidad, no te piden mucho, incluso te dicen que te contratan en ese momento. Tu horario es de las 9 de la mañana a 9 de la noche por una paga de mil 200 a la quincena, apenas si para los pasajes”, explica.

La ausencia de empleos dignos para la juventud llevó a Dayana Figueroa Cruz, a destinar su tiempo y esfuerzo a su propia fuente de ingresos llamada Beso_Abrazo, un emprendimiento que ofrece productos personalizados pintados a mano como son gorras, playeras, sudaderas y told bag.  

Su negocio es pequeño, pero le ayuda a solventar gastos para continuar con sus estudios universitarios.

La idea de Beso_Abrazo nació durante la pandemia cuando su padre y su madre vieron disminuidos sus ingresos. Eran momentos difíciles, que llevaron a Dayana a ser creativa y buscar la forma de ayudar.

“Mi papá paró en su trabajo porque al dedicarse a la pintura y hojalatería no había clientes, mi mamá es geriatra, pero al estar todos en casa ya no había necesidad de sus servicios, fue que se vino un bajón de ingresos en casa y decidí emprender”, relata. Pasada la emergencia sanitaria quiso aventurarse en el mercado laboral formal, pero la decepción fue inmediata y decidió que era mejor trabajar para ella misma.

 

 

María Ávila, coordinadora estatal del Proyecto Compás Joven de Sikanda afirma que la pandemia por Covid-19 agravó el acceso a las condiciones laborales. 

“Hay una mayoría de las juventudes trabajando en la informalidad, esto se agrava con las mujeres jóvenes que tienen triple o a veces cuádruple jornada de trabajo” asegura. 

De acuerdo con el censo de Población y Vivienda 2020 en Oaxaca había 976 mil 139 jóvenes que tienen entre 15 y 29 años de edad. El mismo censo señala que habían 507 mil 320 personas joven ocupada económicamente activa en el estado y 16 mil 129 la población joven no ocupada en actividades económicas.

En 2019 -señala Sikanda- la tasa de desocupación juvenil ya era mayor a la media nacional y las juventudes desocupadas representaban el 50 por ciento en Oaxaca. Con la crisis derivada del Covid-19 se acentuaron las dificultades para que las juventudes se incorporaran a la vida laboral en condiciones dignas y seguras.

Nidia Morales, integrante de Educación y Ciudadanía A.C (EDUCIAC) señala que, si bien hay avances en materia laboral para la juventud, hay prácticas que no se han podido erradicar como la idea de que los jóvenes son seres inacabados, es decir, todavía no terminan de aprender, no tienen todas las habilidades y capacidades, estas ideas ha favorecido a que se crea que por eso deberían recibir un salario menor y tratados de manera desigual.

 

 

Tejiendo derechos 

Esmeralda Santiago Ruiz de 23 años de edad tuvo que comenzar a trabajar a los 12 años y desde entonces conoció la manera en la que se expresa la explotación laboral. 

“Conozco como es la dura realidad de una persona joven en un empleo. Hay acoso en los espacios laborales, no te pagan lo justo, te ponen labores que no te corresponden o fuera de los horarios acordados”, expresa ahora como coordinadora del proyecto Juventudes de Pueblos Originarios en Movimiento Tejiendo Nuestros Derechos, organización con sede en Tlaxiaco, Oaxaca que busca concientizar a las juventudes sobre derechos laborales a la par de recuperar saberes ancestrales y tradicionales como la elaboración de tenates y tlacoyales.

Las juventudes -dijo- perciben e identifican perfectamente los abusos laborales que se viven en el campo de trabajo, pero no sólo eso, están haciendo reflexiones y planteando soluciones.

“Bajo el argumento de no tener experiencia se les vende la idea a las juventudes que tienen que dar más de sí por sueldos bajos que no llegan ni al salario mínimo, llegan a 100 pesos al día por horarios laborales extensos que van más allá de ocho horas”.

 

 

Los abusos, agrega Esmeralda Ruiz, se incrementan cuando se trata de juventudes de localidades indígenas y rurales pues viven mayores discriminaciones por su color de piel y por hablar su lengua materna.

Frente al contexto adverso, una de los planteamientos desde la juventud en Tlaxiaco es, primero, desmitificar que dedicarse a las artesanías o al campo es una labor para personas sin estudios o que las va a anclar a la pobreza. 

“Los jóvenes están empezando a aprender y en un futuro queremos iniciar una cooperativa. Estamos capacitándonos y buscando la manera de que podamos generar nuestras fuentes de empleo digno”.

 

 

Juventudes sin trabajo digno

De acuerdo con cifras recopiladas en el estudio El Panorama Educativo y Laboral de los Jóvenes en México del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) seis de cada 10 jóvenes no participan en el mercado laboral; el 83 por ciento porque están centrados en sus estudios. De aquellos que sí buscan participar en la economía, dos de cada 10 jóvenes no buscan empleo porque no consideran tener posibilidades de encontrarlo, o de encontrar un trabajo de calidad.

Agrega que en el país hay más de 9 millones de jóvenes que trabajan o buscan un empleo. La mayoría (48.8%) de los jóvenes que tienen un empleo laboran entre 35 y 48 horas a la semana y 44.9% de ellos tiene una remuneración máxima de 5 mil 186 pesos mensuales.

 

 

“Mi papá paró en su trabajo porque al dedicarse a la pintura y hojalatería no había clientes, mi mamá es geriatra, pero al estar todos en casa ya no había necesidad de sus servicios, fue que se vino un bajón de ingresos en casa y decidí emprender”.

Dayana Figueroa Cruz

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“Conozco como es la dura realidad de una persona joven en un empleo. Hay acoso en los espacios laborales, no te pagan lo justo, te ponen labores que no te corresponden o fuera de los horarios acordados”.

Esmeralda Santiago Ruiz

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