Irving Cano es un artista urbano zapoteca que ilustró la portada del libro de texto gratuito de tercer año “Oaxaca, la entidad donde vivo” inspirada en los trajes típicos que portan las mujeres y hombres de esta entidad del sur del país.
Excélsior publiucó que el artista que tiene 32 años de edad y es oriundo de Xadani, fue elegido por la Unesco para realizar este proyecto junto con otros 31 artistas urbanos del país a través de Antonieta Cruz, diseñadora del proyecto de las 32 portadas de los libros de textos gratuitos en el país.
Cabe mencionar que el libro “Oaxaca, la entidad donde vivo” aún no se distribuye entre los estudiantes de tercer grado de primaria, pero sí se puede consultar vía electrónica.
Cano retrató a través de pinceles, colores y dibujos a las mujeres que sostienen la vida cultural de la entidad, por lo que plasmó a la mujer istmeña con su enagua y huipil, así como la de la Cuenca del Papaloapan y su característico atuendo para el baile tradicional de la “Flor de piña”. También anexó símbolos de los Valles Centrales y la fauna de la Costa de Oaxaca.
En entrevista recordó que fue en noviembre del 2021 que lo contactaron para invitarlo y en ese mismo mes, después de presentar su propuesta y su boceto, fue aceptado y aprobado para ser publicado.
Expresó que representar a Oaxaca a través de una ilustración le da sentido a su vida y a su cultura:
“Cuando me invitaron a participar, no lo dudé ni un instante, acepté de inmediato porque era uno de mis sueños. Recuerdo que ese libro lo leí en tercer grado de primaria y siempre me fijaba en las portadas y ahora, saber que millones de niños oaxaqueños verán mi dibujo, me llena de mucha satisfacción y alegría”.
No obstante, Irving Cano denunció que mientras a la Unesco y a la diseñadora les encantó el boceto, las trabas las tuvo en la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, pues, a diferencia de otros estados de la república, no le dieron difusión ni valor a su obra.
Por ello, el artista lamentó la actitud de los que están al frente de la dependencia, porque lejos de valorar a los artistas -que poco promueven y otorgan apoyos-, prefieren hacerles “la vida imposible”.
