Para romper con la barrera de la comunicación y generar espacios inclusivos en escuelas, empresas y la sociedad oaxaqueña, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Oaxaca anunció que ofertará talleres de Lengua de Señas Mexicana (LSM), que se pueden impartir al personal que lo solicite.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en Oaxaca hay 68 mil 469 personas que tienen discapacidad auditiva y quienes se enfrentan a barreras como la falta de acceso a escuelas, comercios, dependencias, entre otros espacios debido a que no pueden comunicarse.
La Lengua de Señas Mexicana consiste en una serie de signos gestuales articulados con las manos y acompañados de expresiones faciales, mirada intencional y movimiento corporal, dotados de función lingüística.
El DIF informó que las instituciones educativas, empresas y población en general pueden acercarse a las instalaciones del organismo localizadas en la calle Vicente Guerrero número 114 de la colonia Miguel Alemán, en la capital oaxaqueña, y requerir mediante solicitud dirigida a la Dirección de Operación de Bienestar sobre las fechas y lugar para la impartición del taller de esta lengua.
Subrayó que la impartición de este taller está sujeta a la programación y el orden establecido con anticipación.
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la LSM forma parte del patrimonio lingüístico de México y se conmemora desde el 10 de junio de 2005. Esta lengua nacional ya es reconocida oficialmente.
Además, señala que la LSM es una obligación para que en los mensajes gubernamentales o en el propio Congreso de la Unión, se utilice el LSM como una forma de promover la inclusión y de proteger el derecho a la información de las personas sordas en nuestro país.
En 15 de abril de 1861, Benito Juárez, quien era presidente interino Constitucional de México, decretó una Ley de Instrucción; en el apartado correspondiente: “De la Instrucción Primaria”, señala en el artículo tercero la creación de una Escuela de sordomudos; sin embargo, este término es molesto y ofensivo para la Comunidad Sorda, ya que la sordera no impide por sí misma el desarrollo del habla.
