La académica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), maestra Regina Trigueros Esquiliano, informó que hay registrados más de 25 rellenos sanitarios que no operan debido a la falta de equipamiento.
Asimismo, mencionó que se estima que en el estado haya más de 20 mil tiraderos de residuos sólidos urbanos (RSU), ubicados en localidades urbanas y semiurbanas.
Por su parte, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) afirma que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en México, el 87 por ciento de los tiraderos de RSU son a cielo abierto y sólo 13 por ciento son rellenos sanitarios, esto a nivel nacional.
Durante su participación en el Foro de problemáticas en el manejo de los residuos sólidos urbanos (RSU) del municipio de Oaxaca de Juárez, realizado en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Oaxaca, expuso que en las localidades donde no hay servicio de recolección de residuos, se queman a cielo abierto o se disponen en calles, arroyos, barrancas, ríos o prácticamente en cualquier espacio abierto.
Manejo ineficiente de residuos
Del mismo modo, la maestra Regina destacó que en Oaxaca hay sistemas de manejo ineficientes, poco desarrollados, carentes de regulación y vigilancia ambiental, sin planeación alguna, con altas cargas políticas y con graves conflictos de intereses.
Indicó que esto ha provocado que haya una proliferación de tiraderos a cielo abierto y que sean escasos los rellenos sanitarios que cumplan con la normatividad, que sólo es el de Santa María del Tule.
En su participación expuso que los rellenos sanitarios minimizan el impacto en el medio ambiente y potencializan la recuperación del metano para producir energía.
La experta abundó que además se puede recuperar el área para ser utilizada para otras actividades como canchas deportivas, tiendas, campos de celdas solares, entre otros destinos.
Finalmente, la académica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, maestra Regina Trigueros Esquiliano, concluyó que mientras que en el caso de tener un tiradero a cielo abierto las consecuencias ambientales son significativas y hay daños a la salud pública, las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen al cambio climático.
