Fernando Soler
TUXTEPEC, Oaxaca.- Graciela Zavaleta Sánchez, mujer incansable, decidida, sin miedo a enfrentar los hechos, que contribuyó con su grano de arena en el respeto de los derechos humanos como una gran defensora de los mismos, quien fuera diputada federal y regidora electa de Tuxtepec, dejó de existir en la madrugada del pasado sábado 9 de octubre, quien en su actuar mostró siempre compromiso en la defensa de las causas justas, por lo que se distinguió como una gran activista por los derechos humanos de México y su natal Oaxaca.
Zavaleta Sánchez estuvo al frente de la Comisión Regional de los Derechos Humanos "Mahatma Gandhi", desde 1990, aunque se constituyó como tal hasta 1991, por lo cual este 2021 cumplió 30 años, y en donde desde hacía tres años había dejado de estar al frente de esta institución.
Asimismo, había sido designada como concejal electa de Tuxtepec del ayuntamiento local que el 1 de enero tomará posesión; decidió separarse de la presidencia de la comisión regional que presidió desde hace tres décadas, al tomar protesta como diputada federal en el 2018, donde fue integrante de la Comisión de Derechos Humanos, así como de la Comisión de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Salud.
Y aún cuando había comenzado a presentar problemas de salud, aceptó sumarse a la planilla del presidente electo de Tuxtepec, Irineo Molina Espinoza, en la cual fungiría como regidora de la próxima administración municipal que comenzará el primer día del primer mes del año entrante.
Con una vocación de servicio inquebrantable, Graciela Zavaleta, quien era admirada por su carácter decidido, arrojado y valiente, llegó a decir que defender la vida, la dignidad, el medio ambiente y el futuro de la gente en México, resulta una labor de alto riesgo.
Toda vez que vivió en carne propia las amenazas, la intimidación y persecución de aquellos a los que tocaba sus intereses, y a quienes políticamente no les convenía que se hiciera justicia.
Y pese a esto, decía con tono de voz tranquila pero firme, que tenía la esperanza y el deseo de que las cosas cambiaran, porque había vivido momentos espantosos, pues había venido padeciendo una enfermedad llamada fibromialgia, a causa del dolor acumulado durante todos esos años en medio de tanta violencia.
