Nadia Altamirano Díaz
El salón parroquial del templo evangélico de Santo Domingo Tepuxtepec, en la zona mixe, a 90 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, se usó para velar el cuerpo de Abimael Jiménez Martínez, adolescente de 16 años que el 20 de febrero pasado fue asesinado junto con Isauro y Herminio, otros dos migrantes indígenas originarios de esa mismo municipio.
Silvia Martínez, su madre, recibió ayer en la madrugada el cuerpo del mayor de sus tres hijos y se dedicó a atender a las personas de su comunidad que llegaron con alimentos o dinero, a manera de pésame.
“Él me dijo su plan, su meta, para mejorar. Aquí donde nosotros vivimos o donde él creció, aquí en este pueblo: es pobre, no hay trabajos, no hay dinero, hay escasez de dinero”, recordó las razones de Abimael para abandonar Tepuxtepec.
Con la meta de construir una casa, comprar un auto y mantener a su madre, que está a cargo de otros dos hijos de 8 y 3 años de edad, Abimael emigró a Estados Unidos. Con su muerte y a pesar de su corta edad, dejó de ser el brazo fuerte de su familia.
“Por eso salió, para mejorar, para mantenerme a mí porque soy madre soltera. Yo he vivido con él, mi hijo no tiene padre, hay padre, pero no estamos juntados con él, no estamos unidos, su papá vive aparte y yo aparte, soy una mamá divorciada”, dijo.
El plan era que Abimael trabajara dos años como migrante y regresara a Tepuxtepec, pero no lo logró.
Las autoridades absorbieron los gastos de traslado de su cuerpo y este jueves por la tarde será sepultado.
Los cuerpos de Isauro y Herminio llegarán este jueves por la madrugada para que, al igual que Abimael, sean enterrados en el lugar donde nacieron.
Hace 10 días las tres madres comenzaron los trámites en la Secretaría de Relaciones Exteriores para repatriar los cuerpos de sus hijos que fueron hallados por la policía de Phoenix en un lote baldío y con huellas de lesiones.
