Integrantes de la caravana migrante “Éxodo de la pobreza” se dijeron engañados otra vez por las autoridades mexicanas, pues les ofrecieron autobuses para transportarlos a Veracruz, pero fueron entregados al Instituto Nacional de Migración (INM).
Lo que comenzó como un sueño durante la mañana del pasado martes, por la “ayuda” que finalmente les otorgó el gobierno del Estado para seguir avanzando en su ruta a la Ciudad de México, se convirtió en una pesadilla al llegar a Acayucan, Veracruz.
Los más de 350 migrantes que habían salido en 10 autobuses desde Jalapa del Marqués, fueron a parar, esa misma tarde, a las oficinas de la Estación Migratoria de Acayucan, Veracruz.
Uno a uno, los camiones fueron ingresando a la garita migratoria, mientras el personal del INM los conminaba a bajarse para abordar otros autobuses y ser trasladados a la frontera sur, justamente donde hace un mes, el 24 de diciembre pasado, comenzaron su travesía desde tierras chiapanecas.
Sin embargo, ante la negativa de los migrantes de bajarse de los autobuses, por la noche volvieron a salir de la ciudad para dirigirse hacia Oaxaca, para finalmente bajarlos en Palomares, agencia municipal de Matías Romero.
Durante la mañana de este miércoles, los migrantes amanecieron hacinados en el parque de Palomares, donde volvieron a pedir ayuda para seguir su travesía hacia la Ciudad de México.
El coordinador de la caravana, Luis Rey García Villagrán, la mañana del miércoles había declarado que el gobierno finalmente los apoyaría; no volvió a dar ningún detalle de esta acción que indignó a los migrantes, aunque más tarde trascendió que había sido detenido en Tuxtla Gutiérrez.
Por otro lado, Rosa Vázquez, una de las coordinadoras de la caravana, lamentando la situación de los migrantes, dijo que las autoridades migratorias le pidieron que se entregara, ella y otros dos coordinadores más, a cambio de que dejen seguir a la caravana.
Señaló que le pidieron que se entregara, junto con los otros dos coordinadores Jonatán y Abrahán, para que los demás pudieran viajar a Tierra Blanca, pero la gente se opuso y los mandaron para Palomares.
La joven salvadoreña reprochó a las autoridades mexicanas por la persecución que el INM está haciendo en contra de ellos. “No somos delincuentes. Acá nos abandonaron con niños, madres solteras, mujeres. Aquí estamos solos, necesitamos que nos ayuden”.
Finalmente dijo que la mayoría se está regresando hacia la ciudad de Juchitán, donde tratarán nuevamente de reorganizarse, aunque algunos migrantes han decidido regresar a sus países, y otros continuaron solos o en grupos pequeños, buscando llegar a la capital del país.
