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Exhiben carencias del Hospital Valdivieso y demandan mejores condiciones

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Expulsados prematuramente del viente de su madre, entre falta de equipo médico, medicamentos y reducido personal de enfermería, seis recién nacidos intentan “destetarse” del oxígeno y respirar por sí solos en el área de Urgencias Pediatría del Hospital General Doctor Aurelio Valdivieso, el cual entró de nuevo en el foco de la atención mediática por utilizarse aquí una caja de cartón como cunero.

A pesar de ser el pañal más pequeño, a la hija de Esther le queda en exceso grande y es lo único que cubre su piel seca y escamosa. Las piernas al igual que los brazos son más delgados que las de otra bebé “de término” y completamente sana.

La cuna térmica le proporciona un calor artificial, distinto al que recibiría entre los brazos de su madre que todavía no la pueden acurrucar y amamantar. Los tubos y mangueras que le mantienen con vida y monitorean sus signos vitales lo impiden.

“Al nacer sufrió de asfixia perinatal”, dice entre la incertidumbre y la tristeza una mujer que no deja de rogar para que la promesa de la llegada del medicamento N-acetil-L-cisteína  se cumpla y el pronóstico broncopulmonar de su hija cambie.

Si Esther tuviera dinero, ella misma habría conseguido el medicamento y mucho mejor, no habría terminado en un hospital que enfrenta las peores carencias para funcionar.

En un área que atiende a los bebés más indefensos porque sus órganos no alcanzaron a formarse totalmente o porque nacieron en las condiciones más adversas, las tomas de oxígeno fallan constantemente o dejan de funcionar porque falta de mantenimiento oportuno.

“De repente no hay nada de oxígeno, a los ventiladores (mecánicos que ayudan a recién nacidos a respirar) le deben dar mantenimiento cada seis meses y llevamos un año sin que lo hagan, hemos gestionado y nada de que le den mantenimiento a los equipos, es mucho muy grave porque pone en riesgo la vida del bebé”, explica una enfermera terapeútica certificada.

Roxana, quien entre las dificultades económicas ha tratado de entregar medicamentos y costear estudios que le piden para sus gemelas que nacieron el pasado 30 de agosto, quisiera que la atención médica no le implique tantos gastos.

”Tú tienes que ver los medios para que puedan apoyar a tu bebé, así que me gustaría que apoyaran un poco más al hospital”, ya que apenas tuvo que conseguir prestado para pagar 500 pesos para que a una de sus gemelas que nacieron a las 34 semanas le realizaran una radiografía del tórax.

La gemela de mayor gravedad está en la Unidad de Cuidados Intermedios, no puede respirar por sí sola y deben esperar a que se “destete” del oxígeno, con la presión de que nacen más niñas y niños que por su condición crítica necesitan que una cuna se desocupe.

Al tope

Es el Hospital más grande y longevo de Oaxaca, se nota en los pisos, las lampara, las paredes. En el área de lactantes a la falta de agua caliente la enfermera Concepción utiliza una resistencia en una cubeta, de otra forma no podría asear a los cinco recién nacidos que debe atender con tratamientos como fototerapia por hiperbilirrubinemia sin que se suministren antifaces radio opacos que las enfermeras terminan por fabricar con cubrebocas y micropore.

“Si no lo cambiamos diario es un foco de infección para los bebés y terminamos haciendo manualidades que nos quita tiempo que deberíamos destinar a atender al bebé”, denuncia la enfermera Concepción.

Distracciones como esas han impedido que la enfermera Concepción recolecte sin contaminar la muestra para el estudio general de orina y urocultivo que requiere el hijo de Lourdes, quien terminará por absorber el costo que para una familia de escasos recursos se convierte en alto.

Dilaciones

Sin una justificación médica, Araceli debió esperar cuatro días para que en el Hospital General Doctor Aurelio Valdivieso, al norte de la ciudad de Oaxaca, le realizaran una cesárea porque los dos quirófanos de Tococirugía estaban inhabilitados al cambiar su función a salas pediátricas para recién nacidos.

“Llegué el jueves 31 porque se me rompió la fuente, pero me tuve que aguantar hasta el lunes (4 de septiembre), mi bebé nació a las 9:42 de la noche”, relata aún hospitalizada en el tercer piso de un nosocomio en el que ocurren en promedio 15 nacimientos al día, sobre todo bebés con prematurez o hijos e hijas de mujeres con embarazos o partos complicados.

La dilación innecesaria que experimentó Araceli es una constante que marca el funcionamiento del único hospital resolutivo para personas sin seguridad social  en la Ciudad de Oaxaca, el cual recibe al día a cientos de pacientes de las diferentes regiones del estado porque en su municipio no hay servicio médico o si existe no tiene la capacidad para atender su problema de salud.

Ante las declaraciones del director del nosocomio, Bernardo Herrera Juárez, que ha difundido el Gobierno del Estado para asegurar que se trabaja para mejorar las condiciones del nosocomio y dar una atención digna a pacientes y recién nacidos, luego de que uno de ellos fuera colocado en una caja de cartón en vez de una cuna, trabajadores abrieron las puertas de algunas áreas para demostrar que no hay cambios positivos.

Largas esperas

Las demoras para atender a pacientes se observan desde el área de valoración, donde dos o como máximo tres médicos por turnos reciben a más de 20 pacientes, como el hijo de Ana Lesli, una adolescente que después de dos horas no podía pasar con un especialista que valorará la fractura de la muñeca derecha, “es la hora que no baja el trauma y él siente mucho dolor”.

Pacientes en camillas que deben esperar horas o hasta días para que se desocupe una cama hospitalaria es la constante en los pasillos hospitalarios, mientras que el área de urgencias pediátricas no cumple su cometido, ya que está llena de recién nacidos que necesitan medicamentos como la N-acetil-L-cisteína que la dirección autorizó desde el martes su surtimiento, pero que 24 horas después no ha llegado.

En otras áreas como el piso de ginecología, donde personal ha tapado con cinta los botones del elevador para advertir que no funciona, la enfermera Lorena tiene a cargo a seis pacientes quirúrgicas y cinco recién nacidos, cuando de acuerdo con los indicadores de salud sólo debería atender a cuatro.

Lo más grave, advierte, es que no existen antibióticos como la ampicilina, clindamicina y ceftriaxona para suministrar a pacientes que se recuperan de una cesárea y se requiere reducir el  riesgo de infecciones de la herida o del útero.

“Laboramos con un exceso de trabajo y aunque lo hemos comunicado vía oficio, sólo logramos represalias”, advirtió la enfermera Cecilia López Hernández, quien junto a otras colegas como Patricia Méndez, Aurelia Maura y el doctor Filiberto Cruz Vicente coincidieron en que los directivos del Hospital Valdivieso deben ser removidos porque no han solucionado la faltas de medicamentos, personal y equipo que ocasionan fallas como el uso de una caja como cuna.

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