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En Oaxaca, río Atoyac sigue como tiradero de residuos a cielo abierto

tiradero-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

El Mercado de Abasto es testigo de un caos en constante expansión. En sus alrededores, el bullicio de coches, el estruendo de bocinas y personas que sortean el tráfico se mezclan con la imagen desoladora de camiones recolectores de basura que, desde hace un año, vierten desechos en las orillas del río Atoyac.

Lo que alguna vez fue un río sereno y cristalino, ahora refleja la desgracia de una sociedad que arroja sus desperdicios despreciando la naturaleza que, en otro tiempo, le otorgó vida. El río Atoyac, hoy en día, se presenta como un espejo turbio de nuestra propia negligencia social y gubernamental.

Diariamente, camiones ingresan a un terreno que ha sido convertido, a la fuerza de la crisis, en un tiradero improvisado. Toneladas de desechos son descargados continuamente a lo largo de la orilla de este gigante enfermo.

La escena es desoladora: un silencioso grito que muchos prefieren ignorar pensando erróneamente que la basura simplemente desaparecerá. Pero no es así; está ahí, real y avanzando como un cáncer que puede desencadenar crisis adicionales.

 

 

Ordenan saneamiento desde 2018

En marzo de 2018, después de dos años de lucha, la organización civil Litigio Estratégico Indígena logró un amparo. El Poder Judicial de la Federación ordenó a 18 autoridades federales, estatales y municipales, tomar medidas para sanear y preservar el río Salado y el río Atoyac.

Entre las autoridades señaladas para intervenir se encontraban la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), el gobierno de Oaxaca, la Comisión Estatal del Agua (CEA) y 14 munícipes, incluido el de Oaxaca de Juárez. 

Lamentablemente, en lugar de acatar la medida, el río se ha convertido en un vertedero a cielo abierto, subrayando la falta de compromiso con la salud ambiental y la indiferencia hacia un recurso que es vital para la región.

Cabe recordar que la descarga de basura en el río se desprende del cierre del tiradero ubicado en la Villa de Zaachila. Este punto que por cuatro décadas recibió la basura es también un foco rojo por contaminación. 

Finalmente, el suelo no ha sido saneado y tampoco hay un control sobre los lixiviados que escurren hacia el río Atoyac en otro de sus tramos. 

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