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En Oaxaca, preocupa más rezago educativo que COVID-19

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Texto y fotos: Nadia Altamirano Díaz

 

San Miguel Chicahua, OAXACA.- El virus SARS-CoV-2 no ha podido alojarse en este municipio rural de la Mixteca oaxaqueña, pero en su lugar el rezago educativo se incrementó a un nivel que infundió temor a madres y padres de familia, quienes hicieron que las y los profesores reabrieran las escuelas para volver a impartir clases presenciales.

En la escuela primaria rural Cuauhtémoc, ubicada en la cabecera municipal, la profesora Guadalupe Zanabria López está a cargo del segundo grado, pero implementa actividades de primero para intentar nivelar el grupo.

De 16 alumnos, la mitad lee dividiendo las palabras en sílabas, sólo una cuarta parte lee de corrido y el resto no ha aprendido a leer.

"No es como trabajar de manera normal", reconoce una profesora que en estas tres primeras clases presidenciales ha comprobado que a así como intenta adentrarles en el mundo de lectoescritura a su alumnado, debe conseguir que no se quiten el cubrebocas.

Divididos

A partir del 6 de diciembre de 2021, la escuela se abre de lunes a viernes minutos antes de las 9:00 horas para que la mitad de los 98 alumnos tomen clases dos horas con cubrebocas, careta y después de pasar por el filtro donde le toman la temperatura, se lavan las manos y les rocían desinfectante. 

Entre las 11:00 y 11:30 horas sale el primer bloque del alumnado y entra un segundo que sale a las 13:30 horas.

Si Paula regresa caminando a su casa, en la comunidad de Cerro Prieto, se demoraría dos horas, por eso, al igual que otras madres, prefiere esperar sentada en la banqueta. Mientras otras tejen artículos de palma, ella prefiere bordar con hilos una tela blanca que será una servilleta.

Ximena, su hija mayor de siete años, aprendió a leer y escribir durante la pandemia porque entre las labores en el campo, hacer tortillas y encargarse de los quehaceres de la casa, destinó tiempo para enseñarle "hasta donde" sus conocimientos de nivel secundaria le permiten.

“Somos campesinos, pero también le tomo mucha importancia a mi hija para que estudie y no sea como yo, porque la verdad está muy difícil”, expresa una madre que anhela que al crecer Ximena al menos sea doctora, pero todo dependerá de su economía, porque sin dinero “la inteligencia no es suficiente”.

Todos los días ambas caminan tres horas diarias, al paso de Ximena, para que ella pueda asistir a clases de segundo grado. Ayer por primera vez olvidó la careta, algo que no le había ocurrido, pero volver por ella implicaba llegar tarde a la clase.

Tiempo para enseñar

A Lía su mamá también le enseñó a leer y escribir, pero a sus siete años la ausencia de la escuela por la pandemia fue como unas largas vacaciones en las que ya se estaba olvidando de sus compañeros con los que estudiaba el tercer grado de preescolar.

Pero no todos los papás y mamás tienen el tiempo, el interés o conocimiento para enseñar a sus hijos para que cumplan con las tareas escolares, porque en este municipio no hay señal de telefonía celular, sólo internet mediante la compra de una ficha.

Las dificultades para intentar suplir la labor de un docente y el evidente atraso en sus hijas e hijos llevó a padres y madres a poner en segundo término el miedo a un contagio.

Aunque este municipio ya no está libre de casos de COVID, el presidente del Comité de Padres y Madres de Familia, Juan López, asegura que no conocer a alguien que haya enfermado, lo que les llevó a tomar la decisión de pedir a los docentes que regresaran a dar clases.

Retraso evidente

Con un diagnóstico en proceso, la directora Miriam Hernández Lara ya sabe que el atraso que dejó 21 meses con esta escuela cerrada se evidencia en casos de alumnos de cuarto grado que aún no dominan la lectura.

“Había bastante miedo, sobre todo de nosotros como personal docente porque muchos compañeros ya pasaron por la enfermedad, pero ahorita aquí estamos y no hemos tenido ningún detalle, si hay niños con gripa, de plano no vienen”, expresa con seguridad.

La posibilidad de suspender las clases por el nuevo repunte de contagios en el estado no ha llegado a oídos de pobladores y sólo si agrava la situación tendrían que valorar si disminuyen los días a tres, como ya hacen en la Escuela Primaria de El Porvenir, de la agencia El Fortín Alto.

Martha Santos Guerrero, presidenta del Comité de Padres y Madres de Familia, reconoce que hubo dos grupos que exigieron la reapertura de la escuela y en esta cuarta semana acuden tres veces a la semana, dividiendo los grupos en dos bloques.

El regreso a clases le permitió a la profesora Cruz Violeta Espinoza Guzmán, de primer grado, descubrir que de 10 alumnos  sólo una ya sabe leer.

“Sobre todo porque están en ese proceso de la adquisición de la lectoescritura”, por lo que a partir de un diagnóstico buscan fortalecer su familiaridad con el mundo de las letras y las operaciones básicas.

Pocos se han librado

De los 570 municipios que conforman Oaxaca, sólo 37 se mantienen libres de contagios de COVID-19, 16 de éstos en la Mixteca.

A diferencia de municipios como Oaxaca de Juárez o Santa María Huatulco que en lo que va del año ha notificado nuevos casos de COVID todos los días, San Miguel Chicahua se mantiene ajeno de los anteriores y el nuevo repunte de contagios.

 

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