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En el otrora relleno sanitario; manantial de lixiviados en Zaachila

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Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

El basurero clausurado en la Villa de Zaachila que por más de 40 años recibió los desechos sólidos de 25 municipios, incluyendo la Ciudad de Oaxaca, asemeja a un monstruo dormido que no deja de generar problemas por la suspensión del saneamiento.

Metros antes de llegar al basurero, a 20 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, se acaba el cemento con el que se pavimentó la calle principal que atraviesa las colonias Guillermo González Guardado y Renacimiento, principales núcleos poblacionales formados con familias que aprendieron a vivir con y de los desechos sólidos.

Las 27 hectáreas que conforman lo que inicialmente fue un tiradero a cielo abierto, están cubiertas de tierra donde creció maleza que está seca. 

Se carece de una franja que permita una separación de las casas, lo que demuestra una añeja irregularidad para permitir el uso de suelo.

Tres patrullas con elementos de la policía del municipio de Oaxaca de Juárez se encargan de la vigilancia, pero no hay personal técnico que ejecute o supervise alguna acción de saneamiento.

Justo donde un letrero descolorido señala que ahí se encuentra el cárcamo de lixiviados, éstos brotan de un cerro de basura oculta con tierra, piedras y maleza seca.

Como si fuera un manantial, pero de agua café grasosa, los lixiviados encuentran su camino en la calle sin pavimento, el pequeño riachuelo encuentra un tubo de PVC que a los pocos centímetros se pierde por debajo de la calle.

Rastrear el camino que toman los lixiviados es sencillo, el tubo de PVC atraviesa centímetros abajo la calle y va a dar al otro extremo, donde los lixiviados empiezan un camino al aire libre, formando metros después un canal a la par del cordón cuneta de las banquetas incompletas, a falta de cemento.

Entre piedras pequeñas y basura, los lixiviados parecen perderse hasta la carretera federal 175 que conduce a la ciudad de Oaxaca con el Valle de Ocotlán.

 

 

Sin un entorno sano

En su trayecto, los lixiviados pasan frente a negocios, casas o escuelas como la primaria Nuevos Horizontes, cuya directora Angélica Castillo Reyes, está consciente que la contaminación ambiental incide para que al día hasta el 14 por ciento del alumnado se reporte enfermo.

“Son 430 alumnos y entre 50 a 60 son los que presentan enfermedades a diario y hay algunos que por problemas de salud faltan hasta una semana”, expresa con la claridad de que la falta de un ambiente sano incide en el derecho a la educación.

Cada que llega a dejar a sus tres hijas a esa primaria, Nicéforo Reyes José quisiera cruzar un riachuelo de agua limpia en vez de lixiviados.

“Sobre todo ahorita que estamos sufriendo de agua, nos falta bastante, pero no se ve claro que las autoridades busquen una solución”, expresa, quien es presidente del Comité de madres y padres en esa escuela primaria.

Nicéforo es originario de San Agustín Loxicha, pero la falta de trabajo en ese municipio de la Costa lo hizo migrar a la ciudad hace más de 20 años.

En ese entonces la lotificación en derredor del tiradero de Zaachila seguía en su apogeo con precios accesibles, pero sin servicios como agua, drenaje, calles pavimentadas o un ambiente limpio.

 

 

Abandono

El maestro en ingeniería sanitaria por la Universidad Nacional Autónoma de México, Jorge Sánchez Gómez, recordó que desde un inicio este vertedero se manejó de manera inadecuada, pero se terminó por cerrar por la presión social y sin hacer una valoración adecuada para su saneamiento.

En más de una ocasión se destinaron recursos para instalar pozos de biogas que generan los desechos, comprimirlo y extraerlo sin concretar su aprovechamiento como combustible.

Se instaló también un sistema para extraer y reinfiltrar los lixiviados, pero lo más grave fue el cierre “intempestivo” en octubre de 2022 por parte del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, en quien recae la propiedad del predio y operatividad del basurero.

“Todo el año 2023 y lo que va del 2024 el sitio está abandonado. Evidentemente los lixiviados van a seguir escurriendo porque ya no hay un manejo de ellos y van a seguir generando un problema social y ambiental sin duda”, agregó.

Para el especialista, este abandono institucional afecta la salud pública y el entorno de las colonias que hay alrededor para que los lixiviados se capten y traten de una menera adecuada.

 

 

Foco rojo 

20.6 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, en la Villa de Zaachila se encuentra el tiradero más grande de Oaxaca.

27 hectáreas de terreno en la Villa de Zaachila, propiedad del municipio de Oaxaca de Juárez.

2022 se cerró, en el mes de octubre, sin implementar un plan de saneamiento posterior.

4 décadas el espacio recibió la basura de 26 municipios de Oaxaca de Juárez y zona conurbada.

700 a 800 toneladas de desecho se recibían al día.

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