El número de ciudadanos extranjeros en la región del Istmo de Tehuantepec continúa creciendo y con ello, las quejas ciudadanas van a la alza, pues la presencia de migrantes es en todas partes, principalmente frente a
las tiendas de autoservicio. El número de migrantes en tierras istmeñas, principalmente en municipios como Tapanatepec y Juchitán ya es excesiva y eso comienza a incomodar a los locales, pues los ciudadanos en tránsito piden limosna, ofrecen dulces en los cruceros, saturan la terminal de autobuses y obstruyen las entradas a algunas tiendas.
Desde que inició el tránsito migratorio, en agosto del año pasado, se estima que han pasado más de un millón de migrantes por el Istmo de Tehuantepec, dejando ver imágenes como las que se viven todos los días en ciudades de la frontera norte del país. Miles de historias, todas con un mismo fin, se tejen todos los días de personas y familias enteras que van en la búsqueda de mejorar sus vidas.
Buscan oportunidades
“Ha sido difícil porque venimos sin dinero, nos ha tocado caminar mucho, muchos días y noches hemos caminado para poder llegar acá, porque dicen que es más fácil para poder coger el transporte para poder llegar a la Ciudad de México”, señaló Carolina Rodríguez, migrante colombiana. Ella salió de su natal Bogotá hace dos meses y apenas este lunes llegó a la ciudad de Juchitán, donde busca adquirir un boleto de autobús que la lleve a la capital del país.
“Yo salí de mi tierra por falta de oportunidades y por el deseo de lograr una mejor vida”, añadió con un dejo de añoranza, conmovida a la vez por la situación de sus compatriotas que tienen que dormir al aire libre y aguantar el sol y la lluvia.
Ángel es un joven migrante de origen venezolano, que asegura haber caminado más de 2 mil kilómetros para llegar a tierras juchitecas, donde pretende abordar un autobús que lo acerque más a su destino, los Estados Unidos de Norteamérica. Desde hace tres días, el joven ha estado pidiendo monedas a los automovilistas en el crucero de la ciudad, espera juntar lo suficiente para poder seguir su camino.
“O sea que habiliten más expresos (corridas), porque en todos los pueblos donde llegamos, Arriaga, siempre donde llegamos, hay que durar dos o tres días, por lo menos nosotros somos migrantes, y no tenemos por lo menos recursos para quedarnos en un hotel y entonces como ustedes pueden ver, los niños, los abuelos, los ancianos por lo menos uno de joven aguanta más la pela”.
