Texto y fotos: Alexei García
“Las combativas, pues por lo mismo de que empecé a vender con los profesores, entonces me empezaron a decir ellos, que ‘son las magisteriales, que son las combativas, que son las democráticas’ y pues me gustó a mí más las combativas y así fue como, apenas el año pasado, las bauticé”, afirmó Inocente Vázquez, vendedor de empanadas y volovanes.
“Esa es la historia de que sean las combativas ahora”, dijo en entrevista a la salida del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde acudió a vender su producto, en el marco de la jornada de vacunación al sector educativo de la entidad oaxaqueña.
Cuando su hijo, que actualmente cursa la secundaria, tenía 3 años y estaba en el kínder, una maestra lo invitó a vender en los bloqueos y marchas que realizaba la Sección 22. “Me acuerdo que ese día había un bloqueo grande, ya llevaba yo tres vueltas con el producto y nadie me hacía caso, no me compraban nada, entonces iba yo con mi hijo y le digo: '¿sabes qué? vamos a dar la última vuelta y nos vamos'; pero como había yo visto cómo llegaban a darles información y todos ponían atención, entonces agarré yo y dije: ahorita que se vaya el que informa, voy a hacer lo mismo.
“Y así es como entré con ellos, pues les dije las mismas palabras y ya todos me pusieron atención, me acuerdo que me dio pena, porque pues todos voltearon a verme y después les digo: ‘es que traigo empanaditas de lechecilla, piña y coco’, pues les dio risa y ya todos que se van a comprarme”, aseveró en entrevista exclusiva para NOTICIAS Voz e Imagen de Oaxaca.
Desde entonces, Inocente Vázquez acude a las diversas actividades que convoca el magisterio, incluso algunos profesores y profesoras ya tienen su número y apartan a través de mensajes o llamadas, sus empanadas y volovanes.
Profesores lo invitan a vender en diversas regiones
Este vendedor de a pie aseguró que profesores y profesoras lo invitan a sus regiones a vender su producto, lo que le ha permitido viajar a Huajuapan, Tamazulápam, Teposcolula, Putla Villa de Guerrero y Pinotepa Nacional, Huautla de Jiménez e incluso en el Istmo de Tehuantepec. Cuando la distancia es mayor a siete horas, viaja en la noche.
Cuando la distancia es de tres horas, se levanta aproximadamente a las tres o cuatro de la mañana, arregla todas sus cosas, se acicala, pasa por su producto y parte hacia su destino. En cambio, cuando las ventas son en la ciudad o municipios aledaños, se comienza a preparar desde las cinco de la mañana.
Su misión: vender todo su producto
“Mi misión siempre es terminar, así me queden tres (empanadas o volovanes)”, aseguró. Sentado, mientras su hijo lo acompaña y ya con las canastas vacías, pues para su fortuna vendió todo su producto antes de la una de la tarde, relató:
“A veces me acuerdo cuando mi hijo tenía como tres años, me decía: 'Papá, ya estoy cansado; ¿y si nos las llevamos?; yo tengo ahí dinero en mi alcancía -porque él ha ahorrado sus moneditas-, ahorita llegando yo se las pago y vámonos'. Le decía yo: 'sí mi'jo'; en lo que caminábamos de aquí al urbano, 'vamos', le digo; en lo que llegábamos al urbano, terminábamos y ya nos íbamos. Y le digo a mi hijo: 'siempre tienes que terminar tu trabajo, porque si no, no sale la ganancia”, expresó.
Su secreto: la atención al cliente
“Pues mire, no lo debería yo de decir, pero no me gusta ser envidioso y entonces, pues el secreto que tengo es ser la persona que soy, nada más. Llegar, no ser chocante, tratar a todos bien; más que nada uno como vendedor siempre tiene uno que atender al cliente de buen humor y siempre tener cambio”, puntualizó.
“Pues siempre trato de tener educación, los clientes son lo primero; yo siento que de ellos vivimos porque si ellos no nos compran, nada más no hay el ingreso, entonces yo siempre los trato bien; a veces aunque lleguen groseros”, comentó.
Siempre agradecido con sus clientes
“Pues le digo que gracias a Dios me fue muy bien porque siempre tuve el apoyo de los profesores y aparte. pues como yo le echo ganas a mi trabajo, cuando salgo a vender no me gusta estar paradito nada más; a veces termino todo ronco, pero yo estoy hable y hable y ofreciéndoles, les digo están sabrosas, son dietéticas”, finalizó.
300
piezas vende en un buen día
200
piezas, la cantidad que menos vende
8
años tenía cuando empezó a vender
“Pues mire, no lo debería yo de decir, pero no me gusta ser envidioso y entonces, pues el secreto que tengo es ser la persona que soy, nada más. Llegar, no ser chocante, tratar a todos bien; más que nada, uno como vendedor siempre tiene uno que atender al cliente de buen humor y siempre tener cambio”.
Inocente Vázquez
Vendedor de empanadas y volovanes