Karla Arrazola
TUXTEPEC, Oaxaca.- Ataviadas con huipiles de la región, mujeres migrantes de la comunidad oaxaqueña en California rinden homenaje a la creadora del baile Flor de Piña, Paulina Solís Ocampo; señalan que a pesar de radicar en otro país, preservan las tradiciones que hermana a los pueblos de Oaxaca en el Festival Guelaguetza ORO 2023.
California se viste de las regiones oaxaqueñas cada año como parte del festival que realizan para compartir con la comunidad migrante no solo de Oaxaca, sino de otros estados y países. Música, folclore, artesanías y gastronomía están presentes en suelo estadounidense, pero con un aire oaxaqueño.
El legado de Paulina Solís Ocampo, que falleció el 10 de julio de este año, se reconoció primero en el convite que se realizó el 3 de julio para anunciar la Guelaguetza. Oaxaqueñas migrantes y sus hijos nacidos en California portando huipiles y accesorios de la región recorrieron las calles con la imagen de la creadora de uno de los bailes más icónicos de la máxima fiesta oaxaqueña, con la frase: “Por siempre Paulina”.
Festival Guelaguetza, legado de raíces indígenas
El Festival Guelaguetza de la Organización Regional de Oaxaca (ORO) se realizó el 6 de agosto participando diversas agrupaciones folclóricas y bandas de música de todas las regiones. El estado de California se caracteriza porque la gran mayoría de los migrantes mexicanos son oaxaqueños. De 231 mil 759 personas que emigraron de Oaxaca entre el 2015 y 2020, el 47.2 por ciento radica en California, según datos del Censo de Población y Vivienda 2020.
En la Guelaguetza se rindió un homenaje a Paulina Solís por parte del ballet folclórico Nueva Antequera, dirigido por la maestra Miriam López y Raúl Cortés, migrantes oaxaqueños y fundadores del ballet, originarios de los Valles Centrales.
El ballet está integrado por migrantes oaxaqueños e hijos de oaxaqueños que ya nacieron en Estados Unidos, pero que a través de su padres fomentan sus raíces, a pesar de que algunos nunca han pisado suelo oaxaqueño.
Oaxaca en Estados Unidos
El promotor cultural, Eder Andrade Chicuéllar, mencionó que llevan varios años trabajando con los migrantes oaxaqueños radicados en Estados Unidos; al igual que en la Guelaguetza de Oaxaca, hay una gran derrama económica para los artesanos de la región porque se exportan los huipiles especialmente elaborados para esta Guelaguetza.
En la Guelaguetza realizan exposición artesanal, gastronómica, música regional oaxaqueña; los accesorios como huarache, collares y aretes se envían desde la región para las jóvenes que danzan Flor de Piña. Camisas bordadas mazatecas, chinantecas, para los hombres de los diferentes pueblos de la Cuenca del Papaloapan.
Hermandad en “Tierra santuario”
California es tierra de oaxaqueños, migrantes legales, ilegales, con doble nacionalidad y nacidos en el lugar, generaciones, pueblos completos que conservan la hermandad en tierras lejanas y que trasladan las celebraciones de sus pueblos a su nueva casa.
Eder Chicuéllar relató que vivir la Guelaguetza en el estado occidental de Estados Unidos es “diferente”, están con paisanos oaxaqueños, comida tradicional; no están en Oaxaca, pero sienten la presencia de la multiculturalidad del estado por la cantidad de personas que participan en el convite y la Guelaguetza.
“Son personas muy trabajadoras; a pesar de estar fuera de México, tienen arraigo a las tradiciones oaxaqueñas y se ocupan de inculcar a las nuevas generaciones; a los ya nacidos en Estados Unidos, enseñar las tradiciones y costumbres de los pueblos originarios de sus padres”.
El festival surge como iniciativa ciudadana, más de tres décadas de llevar a cabo la fiesta del Cerro del Fortín a partir de comunidades bien organizadas. La Guelaguetza se hace en agosto porque los migrantes legales visitan en julio sus pueblos.
