Rosita era una adolescente a la que sus padres no le hacían caso debido a que tenían que cuidar a sus hermanos con discapacidad, por lo que ella empezó a causar heridas a su cuerpo.
Al enterarse, sus padres se acercaron al Centro de Esperanza Infantil (CEI) para que los apoyaran a poder darle una vida digna a Rosita y continuara la escuela con mucha alegría, lo cual han conseguido en estos años.
Martha Leticia Canseco Benet, presidenta del Consejo Directivo de la asociación, comparte que esta es una de los cientos de historias que han sido testigos en el centro que nació en 1999 y ha ayudado a niñas y niños para continuar estudiando y no tener que suspender la escuela por trabajar.
Más de 700 ñiñas y niños beneficiados
La presidenta del Consejo Directivo comparte que cada año benefician a 700 niños y niñas brindándoles uniformes, inscripciones, materiales para hacer sus tareas, comida y útiles escolares, ya que ese fue el objetivo de Jodi Bauman al abrir el centro.
Relata que Jodi, quien era de origen americano, visitó la capital oaxaqueña en 1999 y observó que en el zócalo capitalino había muchas niñas y niños que vendían dulces y al cuestionarles del porqué no estaban en clases, le dijeron que sus papás no tenían dinero para mandarlos.
“Por ello, el único requisito que pedimos en el centro es que los padres del o la niña no tengan solvencia económica y que estén inscritos en la escuela”, subraya Martha.
Comparte que reciben estudiantes desde kínder hasta universidad y que durante los más de 20 años, han logrado aumentar su matrícula de entrada y también de graduados.
“Antes teníamos una o dos personas en la universidad y actualmente son 100 jóvenes que están estudiando Medicina y Contabilidad, Derecho y otros”, afirma.
Martha menciona que todos los años reciben voluntarios extranjeros quienes les dan clases de inglés, fotografía, matemáticas y otras materias para que puedan tener una actividad y darse cuenta que tienen un futuro, además de que se mantiene de donaciones de extranjeros y mexicanos.
El centro y la pandemia COVID-19
La presidenta lamenta que por la pandemia de la COVID-19 hubo deserción escolar, por lo que muchas de las niñas y niños ya no continuaron por la mala economía de sus familias.
Recuerda que más de 40 niñas y niños comían diariamente en el Centro, pero con las medidas sanitarias tuvieron que pensar en otra solución como darles despensas cada mes.
Asimismo, señala que pagaron los recibos de luz, agua y garrafones para que las familias pudieran subsistir durante el confinamiento y ahora que las clases están volviendo a presenciales, se espera que también puedan regresar las y los beneficiarios.
Casa Emilie
Martha comenta que debido a que tienen niñas y niños de diferentes colonias y municipios de los Valles Centrales, decidieron abrir un nuevo centro en Santa Cruz Xoxocotlán, para que las personas beneficiadas, no tengan que invertir en sus pasajes.
Este centro que se abrió el 10 de septiembre fue gracias a la donación de Emilie Steiner, de Berkeley, California, Estados Unidos, quien dejó una herencia; y su esposo, el doctor Herb Steiner, realizó el año pasado una importante donación que durará 10 años, al socio financiero del CEI en Estados Unidos, Oaxaca Street Children Grassroots.
Explica que la Casa Emilie, como decidieron nombrarla, se centrará en servicios de tutoría extraescolar y de fines de semana, actividades educativas y excursiones, asesoramiento médico y psicológico, alimentación y apoyo a los padres.
1999 año en que se fundó el Centro de Esperanza Infantil
10 de septiembre de 2022 fue inaugurado el Centro en Santa Cruz Xoxocotlán
700 jóvenes apoya el Centro cada año
100 jóvenes están actualmente en la universidad
Apoyo que brindan:
- Alimento
- Asesorías
- Pago de inscripción
- Uniformes
- Computadoras
- Útiles escolares
"El único requisito que pedimos en el Centro, es que los padres del o la niña no tengan solvencia económica y que estén inscritos en la escuela”.
Martha Leticia Canseco Benet - Presidenta del Consejo Directivo del Centro de Esperanza Infantil
