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Católicos de Oaxaca visten a sus Niños Dios en el Día de la Candelaria

Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

Dulce prefirió llegar a la Central de Abasto de la ciudad de Oaxaca a buscar el ropaje para la figura de 30 centímetros del Niño Dios a pagar 800 pesos en Santa María Huatulco, donde su hija Ariadna será madrina por primera vez este 2 de febrero, cuando se festeja el Día de la Candelaria.

“De hecho sí hemos checado varios precios y ahorita están carísimos. Allá los precios están muy altos, acá es mucho más barato, la ropa nos la están dando en 330 pesos y la silla que allá me costaba 250, en 60 pesos”, expresa aún indecisa entre las piezas a elegir.

"Puede preguntar", “¡Diga, se le da precio!”, son las frases que en once horas de trabajo más repite Marisol, una mujer que desde hace ocho años dedica los últimos días de enero y los primeros de febrero a vestir Niños Dios, el símbolo de la fecha que entre el catolicismo representa vivir una fiesta en la que se lleva a bendecir a Jesús, como su madre María y su padre José lo presentaron en la iglesia a los tres años.

Puestos de comida, aguas de sabor, verduras, pequeños fuegos pirótecnicos y productos de todo tipo han ganado espacio a la calle De Mercaderes que casi es intransitable, dejando en desuso su utilidad de atravesar la avenida Juárez Maza con Nuño del Mercado; el comercio en la Central de Abasto sigue creciendo desordenadamente y devora más espacio vial.

Ventas no repuntan

Pero las ventas, sin punto de comparación con el 2021 que casi nadie cambió la vestimenta de su Niño dios porque los templos católicos no abrían o mantenían restricciones por la COVID-19, para Marisol tienen una tranquilidad que simbolizan baja venta, a pesar de que sólo faltan tres días para el 2 de febrero.

“Sí he estado un poquito baja la venta, pero gracias a Dios si ha venido la gente a vestir a sus niñitos, pero sí esperamos que se componga un poquito”, dice sin dejar de maniobrar a un niño de Belén que, a diferencia del Niño Dios que está acostado y al vestirlo lo sientan en una silla, colocará de pie, recargado en una cruz de madera con base.

Candaleria y su esposo Guillermo, observan cómo su niño de Belén cambia cuando Marisol le pasa una toallita húmeda para limpiarle el polvo acumulado mientras estuvo en el nacimiento o guardado.

En cuanto Marisol termina, Guillermo le entrega un niño Dios más grande que hace 25 años recibió como regalo de cuempleaños de su madre Audelia, quien mientras vivió le enseñó una devoción que no cambia.

Familia amplia

Entre él y su esposa Candelaria, tienen siete Niños Dios que han recibido de regalo a lo largo de su matrimonio. Hoy sólo trajeron tres, incluyendo un bebé por el que les costó 120 vestirlo, porque la silla la guardan cada año.

Entre las tres vestimentas han pagado 820 pesos, pero no les representó un gasto fuerte: “ahorita venimos a vestir tres, ya me vistieron otros dos y la próxima venimos a vestir a ver si a otros dos. Es un gasto fuerte, pero nada es lo que gastamos a lo que Dios nos da”, dice con una gratitud que intercala con su devoción.

A partir del 6 de enero que se parte la rosca de Reyes, la feligresía católica suele pactar un compadrazgo para que, el 2 de febrero, un padrino o madrina vista al Niño y lo lleve misa del Día de la Candelaria. A cambio, la propietaria del niño ofrece un festín con tamales.

Para Guillermo y Candelaria “ya tiene rato que no buscan padrinos”, pero los tamales este 2 de febrero no van a faltar: “Compramos de mole, amarillo y salsa verde para 10 personas en nuestra familia”, expresa sin perder de vista cómo Marisol termina de vestir a un niño Dios

Variedad

Frente a la mesa de trabajo de Marisol, hay una sinnúmero de resplandores, huaraches, cetros, zapatos y tortillas, carne, quesillo y aguacate de un taco en construcción, porque la comida puede esperar mientras haya venta.

Una mujer que no sabe de qué vestira a su Niño que mide 20 centímetros, pregunta por los precios, pero se va indecisa y una pareja llega para conseguir un traje de San Juan Diego, en su segundo año como padrinos.

“Son tres años, el primer año se viste de blanco, se llevan cohetes, dulces como si fuera un bautizo de un bebé. Ahora nomás lo vamos a vestir”, relata Lorena, quien junto con su esposo Gabriel vinieron desde San Pablo Huixtepec a comprar a la Central de Abasto el ajuar de su ahijado.

“Tratamos de dar barato”, afirma Marisol sin descuidar a su clientela ni su labor de vestir, con la mayor delicadeza, las pequeñas esculturas que saben tienen un valor sentimental para quien las atesora entre el fervor y la fe,

Los trajes más económicos para un Niño Dios de tamaño estándar van de los 180 pesos y a los 500 pesos, si requiere llevar alas o más accesorios.

En las misas previas al 2 de febrero los sacerdotes han pedido no disfrazar al Niño Dios de futbolista, santo o ángel, si no vestirlo como un bebé.

Aún así, las vestimentas más buscadas esté año son las de la salud y la abundancia, que suelen representar el deseo de lo que quieren recibir del Niño Dios.

Costos de vestimenta

De 180 a 500 pesos

 

 

Las vestimentas más pedidas
  • El Niño de la Salud
  • El Niño Doctor
  • El Niño de los Milagros

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