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Cambio climático en Oaxaca: lluvia y granizo afectan a agricultores

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Por más que los fenómenos climáticos extremos le hagan perder la inversión en su parcela, Francisco Chávez no se queja ni se “agüita”, porque ante todo es un hombre de fe y respetuoso de la naturaleza.

“Son situaciones que no pasan seguido, ya tenía rato que no nos ocurría, vamos a intentarlo, a ver si logramos salvar algo, pero no hay que desanimarse, al contrario, a echarle más ganas”, dice al mostrar dos parcelas de un cuarto de hectárea en la que en diferentes tiempos sembró maíz para que creciera con agua de riego.

Francisco, es parte de los productores de Magdalena Apasco y otra decena de municipios de Valles Centrales, que entre el jueves y el sábado resintieron el exceso de lluvia y granizada, pero cuyas afectaciones todavía no son contabilizadas por la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader).

Suelo desnudo

Gerardo Iliel López Hernández, quien participa en el Programa Interinstitucional de Especialidad en Soberanías Alimentarias y Gestión de Incidencia Local Estratégica (PIES ÁGILES) y monitorea la precipitación en una parcela de aproximadamente tres hectáreas en Santo Tomás Mazaltepec que cuenta con un sistema de infiltración desde hace ocho años, identificó que en tres días llovieron 34 milímetros, que equivalen a 34 litros por metro cuadrado.

Tan sólo el sábado, en una hora, llovieron 17 milimetros y al no estar “preparados para este tipo de eventos” en estos tres días se perdió “la mejor capa de suelo formado por minerales, microorganismos y arena” que "se los llevó la venida".

De acuerdo con datos de la estación meteorológica 36361CE Valles Centrales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), ubicada en Santo Domingo Barrio Bajo Etla, la lluvia presentada el 15 de abril de 2023 en el valle de Etla no había tenido precedente desde 1980, año desde el que se tienen datos de precipitación en la zona.

En el Valle de Etla regularmente en el ciclo otoño invierno se siembran alrededor de 440 hectáreas en su mayoría de maíz, ya sea para grano o para forraje, vulnerable a granizadas por su tipo de hojas en etapas avanzadas del cultivo.

Cultivos alternos

Los 38.5 milímetros de lluvia que se registraron entre el jueves y sábado, aunado a una intensa granizada, es una muestra de los eventos climáticos de los cuales no se tienen registro y para Carlos Barragán García, quien también participa en el Programa PIES ÁGILES, es necesario buscar alternativas de adaptación, con cultivos resistentes y tolerantes a condiciones adversas.

“Es un tema complejo, porque muchos de los cultivos están determinados por la demanda, aunque esté el riesgo los productores los van a sembrar, de ahí la importancia de que el público en general sepa” y comience a demandar productos no tradicionales como el tritricale que se puede emplear para grano o forraje, a la vez que tolera heladas y granizadas.

Celso y su hijo Hugo, también en Magdalena Apasco, a principios de año sembraron maíz amarillo intercalando algunos surcos con ebony triticale, “todo revuelto” en un cuarto de hectárea, pero la planta no resistió la fuerza del aire, la lluvia y el granizo.

“Con la granizada el grano ya no va a crecer, se va a chupar, hasta ahí llegó, sentencia Hugo, quien junto con su padre esperaba empezar a cosechar en estos días para alimentar a sus animales de traspatio y dejar una que otra mazorca como elote.

“Sirve porque se utilizará para pastura, pero ya no podremos sacar elotes”, expresa Celso tratando de ver el vaso medio lleno que las lluvias y granizadas le han dejado.

“Esto si nos hubiera redundado algo, porque más que nada lo hicimos para pastura de los animales, si lo vamos a utilizar, pero ya no es igual, el rendimiento bajó en un 50 por ciento”, lamenta.

Metros más adelante, en una amplia extensión de tierra que con riego pueden trabajar sin depender de la lluvia de temporal, el señor Celso muestra otro cultivo que resistió a las inclemencias del tiempo: avena sembraja junto con triticale, también para forraje.

“Son lluvias atípicas, nadie esperaba de que lloviera, ni así de fuerte, ni mucho menos granizo, normalmente con las primeras lluvias, más que nada cuando si hace calor, estamos esperando que caiga granizo, pero no en la cantidad que cayó, aquí nos tocaron dos lluvias y la segunda, el viernes, fue la que cayó con más granizo”, explica Hugo.

El encarecimiento del alimento fresco para sus animales es lo que lleva a Celso y a Hugo a sembrar a finales de año y comienzos del nuevo, para justo tener ahora que los precios aumentan por la falta de agua y una agricultura que depende del agua de lluvia.

Si hubiera llovido sólo agua que no estuviera acompañada de vientos ni granizo, para Celso, Hugo, Francisco y otros productores, hubiera sido una ayuda para sus cultivos que se mantienen con riego, pero “no podemos hacer ni decir nada porque es la naturaleza la que decide y le hemos hecho mucho daño, ahí ni qué hacer, más que al contrario, echarle ganas, reflexiona sin quejas Francisco.

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