En Oaxaca se calcula que existen cerca de 300 trajes típicos distintos, tejidos ya sea con algodón, lana o seda; en cada Guelaguetza, las prendas son codiciadas por visitantes que las portan durante estas festividades.
La artesanía textil ha venido cobrando auge gracias al impulso que los mismos artesanos les han dado en redes sociales, a través de programas de difusión, la Guelaguetza, las Expo artesanales, entre otras actividades.
En este mes de julio es donde más artesanía textil se comercializa, ya que es de las fechas donde la capital recibe más visitantes.
Carmen Villa es originaria de Tijuana; esta es la primera vez que visita la capital y asiste a la Guelaguetza; pudo conseguir un boleto en el palco B para admirar a las delegaciones en la Rotonda de las Azucenas.
Enamorada de los textiles oaxaqueños
Además, se dio el tiempo de visitar las expos y actividades culturales y sociales, pero lo que más le llamó la atención, fueron los textiles; quedó enamorada de los huipiles de Usila, del Istmo de Tehuantepec y los de San Antonino Castillo Velasco.
“Tienen unos bordados increíbles, yo quería comprarme todo, pero debido a la calidad artesanal, son prendas que rebasan los más de dos mil 500 pesos, pero son bellos”, dijo.
Ella pudo adquirir un vestido con bordado de cadenilla de Ixtaltepec, pero asegura que regresará a Oaxaca para poder adquirir las prendas de las que se enamoró.
Carmen no es la única que quedó fascinada con las prendas textiles; también cientos de jóvenes y mujeres que asistieron al auditorio y que caminaron por las calles de la ciudad luciendo sus blusas, vestidos y huipiles.
Reconocimiento para las artesanas
Durante muchos años, las mujeres artesanas han heredado sus conocimientos de generación en generación; anteriormente, el trabajo no era valorado, por lo que solo se comercializaban entre las mismas habitantes de las comunidades o cambiados en mercados de trueque.
Así lo afirma Lucía, artesana de San Antonino, comunidad que se distingue por dominar el deshilado, bordado a mano, tejido de semilla, cerradura y muñecos, mejor conocido como el "hazme si puedes".
“Anteriormente, los padres tenían la idea de que la mujer no estudiaba, sino que se tenía que ambientar en el trabajo del hogar; durante la primaria ya se enseñaba el trabajo manual y desde ahí empezábamos a bordar”, dijo.
Las flores bordadas representan a las del campo, aquellas que son cultivadas por los hombres.
En la actualidad, la mujer ya puede cooperar en la economía de la familia, por lo que a través de colectivos o talleres, buscan impulsar sus prendas.
En cada una de las ocho regiones del Estado de Oaxaca, es la venta de textiles una forma de vida sustentable en su mayoría para grupos de mujeres artesanas laborando desde casa como en talleres familiares o comunales organizados por la misma sociedad.
La elaboración de los textiles ha impulsado a regiones completas, enmarcando la cultura de un estado, como lo es en la región del Istmo con sus trajes típicos, reconocidos mundialmente, así como también en los Valles Centrales, Costa y Cuenca del Papaloapan, siendo esto un distintivo para la entidad como un productor de textiles por excelencia.
Para Lucía, lo más importante es que se reconozca la labor de cada una de las artesanas y quienes adquieran las prendas, lo hagan con un valor justo para las mujeres que invierten varios días, meses e incluso años en elaborar una pieza.
Además del impulso de las comunidades para que puedan como artesanas acercarse a los compradores de manera directa en cualquier temporada del año, no sólo en fechas importantes para la entidad.
